Apuntes | Notas

Los sucesos alrededor de la joya me interesan igual o más que la joya misma


Entrevista a Teresa Estapé

Por Delia Alicia Piña

 

A la joyera catalana Teresa Estapé le gusta hablar bajo y persuade al sostener que los mensajes más poderosos están dichos en voz baja. Esta forma de decir la transfiere a su hacer con piezas minimalistas, caracterizadas por la sustracción.

Su práctica artística va más allá de la joyería, incluye instalaciones, videos, obras gráficas y objetos escultóricos que combina de manera complementaria. Mediante cualquiera de estas expresiones genera espacios de reflexión que apuntan al hecho a mano, la carga simbólica, la durabilidad, la portabilidad y los materiales de origen ético.

Pero el lenguaje de la joyería siempre está presente en lo que hace, entre otras, por los materiales que utiliza. El oro es su favorito pero decidió incursionar en cierto tipo de diamantes y perlas. Cuenta por qué y cómo es el imaginario creativo que la impulsa.

Busca que la joya sea algo más que un ornamento y señala cómo lo consigue. Habla de la joyería responsable que sostiene a diario y explica qué es el oro Fairmined que pretende usar a pleno. Sus proyectos y obras más destacadas.


_¿Qué te atrae del minimalismo?

_El minimalismo me gusta como otros estilos, por la fuerza de su simpleza. Mis piezas se caracterizan por ser mínimas, aunque ahora ya no tanto, sin embargo estoy un poco más contundente. Lo mínimo puede ser contundente, pero llegué a un punto en el que era tan mínimo que ya no podía avanzar porque era casi invisible, entonces decidí empezar a hablar con otro lenguaje. Es que había iniciado una especie de batalla con la joya. Durante mucho tiempo se me planteó la dicotomía entre el arte y la joya; la joya entendida como artesanía, y el arte como tal y pasé por varios años de disputa. Sin querer fui dejando la joya en lo mínimo para ver cuánto resistía; lo mío con lo mínimo es como un reto inconsciente. Mi trabajo sigue siendo minimalista, trabajo siempre sustrayendo no añadiendo.

 

“Lo mínimo puede ser contundente. Sin querer fui dejando la joya en lo mínimo para ver cuánto resistía”.

 

_¿Hay mucha diferencia entre el arte y la joyería? ¿La joya no es arte?

_Las joyas que yo hacía en un principio eran un destilado de mi práctica artística pero no eran tan artísticas, no partían de un concepto, no eran tan radicales en su mensaje. Y decidí radicalizarlas por la vía del minimalismo. Las dejé en la nada misma, en su mínima expresión, para ver si transmitían y así fue. La joya al final salió victoriosa de ese proceso de quitar, quitar y sigue gustando. En ese momento, me cuestionaba en el mundo de la joyería artística, que entiende su práctica como artística pero el mundo del arte la rechaza, la mira por encima del hombro, y conseguí combinar ambas disciplinas -joyería más arte- haciendo instalaciones, obras gráficas, objetos y los presentaba en galerías de arte; no obstante, cuando también veían joyas ya me miraban como intrusa porque consideraban a la joya como ornamento no como arte. Estuve durante mucho tiempo tratando de superar esa disputa hasta que dejé de estar pendiente y naturalmente ambas disciplinas pudieron convivir en paz. Y así trabajo en prácticas artísticas que no son joyas, con materiales y discursos de la joyería.

 

“Trabajo en prácticas artísticas que no son joyas, con materiales y discursos de la joyería.”

 

_¿Por ejemplo?

_En la última práctica artística que hice tomé el oro y el diamante como símbolos del poder económico, usé la joyería y la llevé al mundo de la instalación y el video. El lenguaje de la joyería siempre estuvo presente en mi práctica artística sea por los materiales que utilizo o por mi manera de trabajar que es muy minuciosa, siempre está presente mi oficio de joyera.

 

“El lenguaje de la joyería siempre estuvo presente en mi práctica artística.”

 

Trabajo muy minucioso

 

_¿Qué tienen en común tu joyería, la instalación, los videos, obras gráficas y demás prácticas artísticas que hacés?

_En lo formal, el trabajo minucioso. Si es una instalación, a veces reproduzco un movimiento o algo de una pieza de joyería a gran escala. Mi manera de trabajar es muy cuidadosa, detallista en lo pequeño. Y en lo conceptual, a partir de la joya -que podría ser otra disciplina, pero es la joyería porque es mi oficio- genero una reflexión extrapolable a lo social y antropológico que tiene que ver con la dicotomía entre precio y valor, y la pérdida de los símbolos en la sociedad contemporánea, entre otras cuestiones; esto también se da en las instalaciones, videos y en mi obra gráfica. Utilizo la joyería como espacio de reflexión, como otro podría tomar la moda, por ejemplo.

 

“Utilizo la joyería como espacio de reflexión.”

 

_¿Qué querés comunicar?

_Quiero referirme al precio, al valor, a la pérdida de símbolos, a las normas sociales. Esto es lo que quiero transmitir, es lo que siempre está presente en mi trabajo. Tomo la joya, me sitúo en la joya primitiva, en lo que significaba en su origen, que en ningún caso era un ornamento sin más sino que tenía mucho poder y simbología tanto como amuleto o representación de un grupo social o herramienta; me gusta retomar ese poder simbólico para devolvérselo, para ir en contra de esa joyería que igual que la moda podría ser el de usar y tirar. Me interesa generar conciencia de que ese objeto que está hecho a mano tiene una carga simbólica, que pretende ser durable, que está realizado con materiales lo más éticos posibles; por eso, le devolvemos ese valor y esa fuerza que tenía originalmente.

 

“Me gusta retomar ese poder simbólico que tenía la joyería para devolvérselo.”

“Me interesa generar conciencia de que ese objeto que está hecho a mano, tiene una carga simbólica, pretende ser durable y está realizado con materiales lo más éticos posibles”.

_¿Eso de sutil y esencial de tus piezas también hablan de vos?

_Imagino que sí está relacionado conmigo pero la manera de trabajar es siempre inconsciente. No es que digo voy a hablar de esto; cuando miro un grupo de joyas sobre las que estuve trabajando durante un año o dos advierto que estoy hablando de eso. No es que quiero hablar de algo, me sale y lo veo luego al analizarlo. Me cuesta un poco asociarlo a mí pero sí será así; sí tiene todo el sentido.

 

“La manera de trabajar es siempre inconsciente. No es que quiero hablar de algo, me sale y lo veo luego al analizarlo”.

 

_¿Cómo es tu imaginario creativo?

_Me di cuenta que siempre estaba recreando un mismo lugar. Lo advertí al ver mis mesas llenas de piezas y me dije: “Madre mía, esto es la casa de mis abuelos. A todos nos marca mucho la infancia, el paisaje en esa etapa, y nos marca de manera inconsciente, nos cala hondo y tiene que ver con las maneras de actuar de tus padres, lo que se ha dicho a tu alrededor, cómo se comía, etc. Lo veo en otros creadores y señalo como ejemplo a un artista icónico como el pintor Henri Matisse, cuya madre era costurera y trabajaba con telas de color, lo cual está muy presente en su obra. Cuando te pones a crear, inconscientemente sale porque es lo que tienes más arraigado. La casa de mis abuelos maternos ha sido muy especial, iba mucho, tenía mucha relación con ellos, era bastante típica del centro de Barcelona; mi abuela era muy sensible, coleccionaba objetos que cuidaba mucho y se advertía el amor por éstos, nunca había algo roto; su manera de disponer las cosas en la mesa, sus pequeños ritos; tenía muchos objetos antiguos en una casa que tenía un suelo de madera en la que se reflejaban las sombras…

Este es el paisaje interior de mi infancia, lo tengo presente e inconscientemente siempre recurro a él. Allí había muchos objetos de metal trabajado, como cajitas, campanitas, etc. Será por eso que el metal es el material al que siempre meto mano y con el que me siento muy cómoda. Sería incapaz de trabajar con barro, un material orgánico, blando, bueno seguro que podría, pero instintivamente me voy al metal, algo que necesita de cierta fuerza para moldearse pero que luego consigues llevarlo a donde quieres, que puede pasar de blando a más duro, tiene características que me gustan mucho.

 

“El metal es el material al que siempre meto mano y con el que me siento muy cómoda”.

 

El oro es su favorito

 

_¿Qué metales preferís?

_Preferir, preferir el oro, que me encanta, el latón (la aleación de cobre y cinc) me gusta mucho también, en plata también he trabajado y he probado otros materiales como el aluminio pero no me gusta mucho.

 

_¿Qué querés transmitir con la sustracción cuidada y minuciosa?

_Me gusta mucho hablar bajito. Los mensajes más poderosos están dichos en voz baja. Entonces decir mucho con poco me parece un gran reto. Me agradan esas esas composiciones o frases de escritor que en siete palabras incluyen un universo entero. Cuando hablas en voz baja o haces algo mínimo el oyente o espectador tiene que acercarse, le estás pidiendo que muestre su interés y eso es parte del juego que quiero plantear. Si haces algo muy llamativo todo el mundo lo ve y rápidamente se siente atraído, pero estamos tan bombardeados de imágenes y mensajes que pasa a ser algo más. En cambio, o en consecuencia, si conseguís que se acerque es porque tiene la intención de oír, de escuchar, de ver, de observar; así que ese mensaje dicho en voz bajita cuesta más que sea oído porque la atención se la pueden llevar otros mensajes fuertes, pero cuando llega cala de manera más profunda. Esto a veces me ha jugado en contra porque, por ejemplo, a la hora de mostrar o fotografiar mis piezas resulta hasta medio imposible.

Me pasó con el proyecto «Unjewelry», que lo fotografiaba y pensaba: “Me van a decir ¿qué es esto? es una simple circunferencia…”, entonces hacía un video para contar por qué eso era tan mínimo, de paso sumaba disciplinas, pero no siempre me ha resultado, muchas veces eligen lo más espectacular; a veces pienso que lo mío termina siendo un auto boicot; me resulta difícil comunicarlo si no me involucro en persona. Si lo cuento y lo ves, aparece la magia; si lo tocas, cuando lo cuento, suelo ver que la mirada de quien está enfrente cambia y entra en la historia, entonces se genera un vínculo muy poderoso y consigo transmitir esa historia. Es difícil, me doy cuenta que me pierdo mucha gente pero es mi manera, me sale así, pero al que me gano, lo gano para siempre, creo.

 

“Si conseguís que el espectador se acerque es porque tiene la intención de oír, de escuchar, de ver, de observar; así que ese mensaje dicho en voz bajita cuesta más que sea oído, pero cuando llega cala de manera más profunda”.

“Si ese decir con la joya incluye contar de qué se trata el oyente entra en la historia y se genera un vínculo muy poderoso.”

_¿Con qué fin sustraés?

_Se trata del proceso de quitar, quitar, quitar hasta el punto de la desaparición o que casi no se sostenga, que su viabilidad como joya casi entre en cuestión. Cuando un anillo o una cadena muy fina te los sacas y los dejas, se pueden caer al suelo y perder. Esa chapita tan fina, la voy laminando, laminando, se tensiona tanto que tengo que parar por pedido del material, no por mí, porque si sigo se agrieta. Casi todo está al borde del desastre, que se rompa, que se pierda y eso me encanta. Me interesa dejar la pieza al borde del precipicio. Es sustraer con la violencia del guante blanco. En mi casa hay corriente de aire y a veces sopla fuerte y se caen, mis hijas me llaman: “¡Mamá las joyas!” y les digo: “Dejadlas, a ver si las encontramos…Es que me interesa mucho la acción, qué pasa con la joya, no es que nos la plantamos en el dedo y ya sino qué pasa después, si se pierde, por ejemplo. Las piezas de «Unjewelry» cobran sentido si te las pones, ese anillo no parece un anillo cuando te lo quitas, pero cuando te lo pones sí aparece; el collar si lo tienes arrugado no parece nada, pero si lo despliegas aparece una catenaria perfecta; hay unos pendientes que están unidos con lo cual tienes que romper la cadena cuando te lo pones; todos estos sucesos alrededor de la joya me interesan igual o más que la joya misma. Me aportan mucho valor, porque estoy cuestionando qué pasa con la joya, con los apegos, con los símbolos, con la visibilidad, con el show off.

Una actriz me dijo:  “Desde que me pusiste este anillo no me lo he quitado y cuando voy a los rodajes me piden que me saque todo para el nuevo vestuario, el anillo siempre se queda conmigo y nadie lo ve; ha hecho conmigo un papel de villana, otro de madre de familia, etc. Que se registre esa historia, me gusta, porque ella lo siente como muy suyo, y me cuenta también la grata sorpresa de quien le hace la manicura cuando descubre el anillo y exclama: “Qué es esto…”. Que sucedan esas cosas me hacen feliz. Hace que la joya salga del mero ornamento.

 

“Me interesa mucho la acción, qué pasa con la joya, no es que nos la plantamos en el dedo y ya sino qué pasa después. Los sucesos alrededor de la joya me interesan igual o más que la joya misma”

 

_Proponés encuentros con clientes o seguidores que eligen tu obra o para definir la pieza que quieren, ¿qué te deja esa experiencia?

_Estoy intentando trasladar a la venta online toda la experiencia del taller, a través de  fotos, textos y también con pequeños encuentros ahora virtuales, porque pensé que quizá alguien quiera que yo le cuente algo. Es que a veces se duda entre dos joyas o si el interesado quiere hacer un regalo me gusta preguntar por el destinatario; a algunos le da reparo pero he tenido llamadas con charlas interesantes. Tanto en lo virtual como en lo personal conversar directamente es una experiencia encantadora, me cansa porque lo doy todo pero me gusta mucho. Quiero explicar una historia porque noto que conecto, sea en mi taller o a la distancia. Si solo quieren solucionar un regalo o quieren una cosita para regalar el mío no es el lugar, hay mucho para ello. Pero si me elije, el objeto ya lo tiene, se lo lleva, pero yo necesito transmitirlo, contarle su historia. Entonces al comprar un collar con una pepita de oro, le tengo que contar por qué me fascinó, tengo que hacerlo partícipe porque así además de la joya se lleva su historia. Esa interacción me encanta, es cerrar el círculo y no es solo vender sino conectar, porque hay un ida y vuelta entre el que compra y yo.

Ir a un taller donde se crea o hace es muy bonito, cuando entras al espacio de alguien que está creando y ves sus prototipos, sus materiales, entrás a su mundo, te envuelve. El escultor rumano Constantin Brâncuși quería que sus piezas siempre estuvieran expuestas en su taller porque cuando se descontextualizaban se perdían, y si vendía una obra la sustituía por un prototipo de yeso porque le generaba un gran vacío, se planteaba su espacio como una instalación, una coreografía entre las piezas acabadas, las sin terminar y los materiales. Un taller tiene una fuerza e inspiración que la gente se lleva cuando lo visita; aquí está todo mi universo con las mesas de joyería, mis prototipos, mis herramientas, mis bodegones, todo el contexto que acompaña a la joya.

 

“Un taller tiene una fuerza e inspiración que la gente se lleva cuando lo visita; aquí está todo mi universo con las mesas de joyería, mis prototipos, mis herramientas, mis bodegones, todo el contexto que acompaña a la joya.”

 

Prácticas éticas

 

_¿Trabajás sola?

_Trabajaba sola, pero crecí y ya cuento con dos personas que me ayudan, una en la oficina, otra en el talle y una más desde fuera desde su propio taller. Algo raro porque yo siempre hice todo: las joyas, el packaging, las facturas, los textos, etc., pero hubo un momento en que ya no pude con todo. Me costó pero me abrí y sumé.

 

_¿Qué oro preferís?

_Uso oro amarillo 18 kilates, pero estoy empezando a usar oro Fairmined (un sello que certifica oro y metales preciosos provenientes de organizaciones mineras artesanales y de pequeña escala que desarrollan prácticas éticas). Hemos creado un colectivo de joyeros barceloneses para fomentar el uso de este oro de extracción justa. Es que en Barcelona puedo ir a la persona que me suministra el oro y me da en todos los formatos, distintos tipos de cadenas, o comprás el oro fino y lo manipulás o te lo pueden manufacturar de manera muy limitada porque el distribuidor está en Alemania y es caro. En fin, es difícil el cambio, pero lentamente estoy haciendo el tránsito hacia el cambio al metal de extracción ética, con sello Fairmined.

 

“Fairmined es un sello que certifica oro y metales preciosos provenientes de organizaciones mineras artesanales y de pequeña escala que desarrollan prácticas éticas.”

 

_¿Qué es el metal Fairmined, qué beneficios trae y qué supone la extracción ética?

_Físicamente no se distingue. Fairmined trabaja con pequeñas minerías de Colombia y Perú que no utilizan o utilizan muy poco mercurio, se extrae en condiciones de trabajo y horarios dignos, pagos justos, sin trabajo infantil y las comunidades reciben ayuda. Esto resulta un poco más caro porque al final el 5 a 10% que pagás de más es para que se hagan las cosas bien.

“Fairmined no utiliza o utiliza muy poco mercurio, se extrae en condiciones de trabajo y horarios dignos, pagos justos y sin trabajo infantil.”

_Levantan la bandera de la joyería responsable, ¿qué es?

_Es un concepto más restrictivo que implica usar materiales, oro y piedras, de extracción responsable, con una trazabilidad en la que todos los pasos que se sigan sean éticos. Lo responsable abarca mucho más, va más allá de usar oro ético, incluye a las personas y las condiciones en que trabajan y mucho más, como destacaba, todo el proceso debe ser ético. La firma catalana Majoral se ocupa de cumplirlo, por ejemplo. A eso tenemos que tender todos.

 

“Lo responsable abarca mucho más, va más allá de usar oro ético, incluye a las personas y las condiciones en que trabajan y mucho más, todo el proceso debe ser ético.”

 

_¿El colectivo joyero es de Barcelona exclusivamente?

_El colectivo se llama Origen, pero hay muchos otros en distintos países. En Barcelona estamos liderados por Medicus Mundi, que es la ONG que vio la problemática en origen: cómo contaminaba el mercurio y cuáles eran las condiciones en que trabaja la gente, y una de sus propuestas fue ir a dónde se consume el oro, ver a los joyeros que lo trabajamos, concientizarnos y fomentar la compra del oro Fairmined. De su mano, durante dos años estuvimos haciendo diversas acciones, como exposiciones, charlas, debates para animar a otros joyeros a consumir este oro, porque cuantos más seamos las pequeñas minerías en las que se trabaje bien podrán funcionar mejor. Es un esfuerzo colectivo interesante, gratificante porque pudimos darnos cuenta, cuestionarnos sobre el origen del material con que trabajamos.

Y lo decidimos en un momento en el que hay mayor conciencia mundial sobre la trazabilidad de los materiales con que trabajamos y también sobre las prácticas de la joyería, como ver qué se hace con los desechos de ácido, cuáles son las condiciones en que están las personas que trabajan en los talleres, cómo es el packaging para que contamine lo menos posible. Hay más conciencia para intentar hacer todo lo mejor posible; paso a paso porque son cambios que conllevan dificultades, hace un año que empezamos por ahora, en España, solo en Barcelona; queremos intentar abrirnos, crear una asociación y ver cómo la gente se puede asociar, estamos en desarrollo tratando de que más gente pueda colaborar

 

“Cuantos más seamos (los que usemos oro Fairmined) las pequeñas minerías en las que se trabaje bien podrán funcionar mejor.”

 

_¿Solo oro?

_Fairmined es prácticamente oro porque la plata que sacan es solo la que encuentran al lado del oro; no hacen extracción minera de plata porque ganan mucho menos, por el momento no es rentable. Los países en los que se origina el oro Fairmined son Perú y Colombia. Hay otras asociaciones de oro justo que trabajan con otros países.

Desde el colectivo Origen también compartimos información de gente que trabaja con piedras éticas; convocamos a proveedores que trabajan de esa manera para ver sus productos, pero son muy pocos.

 

Reversión de piedras preciosas

 

_¿Ese manejo del oro se da en otros de los materiales que usás en tus colecciones como el diamante?

_Me resístí durante mucho tiempo a trabajar con piedras hasta que empecé a trabajar con remanentes de diamantes de tallas del siglo 19, pequeños lotes que se utilizan para arreglar joyas antiguas que suelen estar parados o sin uso. Ya he acabado con casi todos los pequeños lotes de por acá y estoy buscando afuera, son diamantes de calidad baja, no están irradiados, busco los tallados de manera primaria porque no me gusta que brillen mucho. Estoy buscando diamantes tallados de origen ético y me está costando mucho porque como no hay demanda no se ofrece; sí hay otro tipo de piedras.

 

_Reversionaste perlas, un material de los años 50, poco usual en la joyería contemporánea, ¿por qué?

_Me planteé trabajar con diamantes y perlas, dos clásicos de la joyería, que en un principio no me gustaban porque lo encontraba ostentosos pero fue un desafío llevarlos a mi terreno, al de la joyería artística. Elegí diamantes antiguos porque tienen su historia y busqué aquellos que no tuvieran ese brillo tan fuerte o perfecto. Y las perlas, bueno es que son tan bonitas, tan favorecedoras que me rendí a ellas; tenía un collar de perlas con esa medida intermedia que llevaban las mujeres en los años 50 y 60, de más grandes a más pequeñas, y las trabajé con la intención de sacudirlas de su montaje característico. Con la idea de que solo se vean las perlas, las puse suspendidas; también las dispuse de manera más escultórica o arquitectónica: una plancha amarilla (de oro) y una esfera a cierta distancia.

Es que me da igual que sea oro y perla, porque lo que quiero hacer es componer. Así, la perla tiene el valor de esfera blanca, con esa composición se aleja del uso clásico de la joyería y pasa a ser como una pequeña escultura. Ese enfoque escultórico es casi racional, de punto y línea sobre el plano de Kandinsky, lo aleja de lo cursi, de lo clásico. Así, conseguí reversionar un clásico, pero cuesta, muchas me dicen: “Es que yo no soy de perlas”, y les digo que son para llevar de otra manera, aunque es verdad que exigen cierta actitud irreverente o manera de vestir para que funcionen mejor; creo que van bien en gente joyen que lleva chandal (jogging) y así, al perderle el respeto, la resignifican.

 

“Mi enfoque escultórico es casi racional, de punto y línea sobre el plano de Kandinsky, lo aleja de lo cursi, de lo clásico.”

 

_¿Las perlas forman parte de un proyecto personalizado que elegiste especialmente?

_Ese proyecto se llama «Symbiosis» que no tiene que ver específicamente con las perlas aunque una de ellas lleva unos pendientes de perlas. Surgió sin darme cuenta: las primeras joyas que compraba alguna persona las registraba con su nombre porque las hacía muy suyas; esa pieza me recordaba a esa persona porque siempre estaba viéndola con esa joya puesta. Entonces surgía una simbiosis entre esa persona y la joya que resultaba muy bonita. Por eso decidí elegir a personas que me inspiraran y proponerles casi como un retrato a través de una joya. Es que en ese proceso que me inspira alguien, le hago una joya y en el momento en que se la entrego se produce una simbiosis entre ella y la pieza que me parece mágica.

En el caso de la diseñadora e interiorista neoyorquina Beatrix Ost, que participó del proyecto, me la recomendó una amiga, me documenté sobre ella, advertí que tenía muchas joyas con valor simbólico y fue un desafío crear una pieza para ella. Semanas después de habérselos entregado me escribió: “Mis oídos están tan encantados con los pendientes de perlas detrás de las puertas”. Esa definición me pareció perfecta para las piezas que, como mencionaba, es una composición de perlas como esferas y planchas de oro como paredes.

Carla Huhtanen cantante de ópera especializada en música barroca y contemporánea, fue otra de las elegidas. Su collar, Carla, de dos líneas de oro está inspirado en las finas líneas que definen su fisonomía y en la vibración de su voz. Ella luce ese collar en muchos conciertos.

Cecilia Azcárate es directora creativa de la app multiplataforma de música vía streaming en Nueva York, y desde hacía años combinaba el collar de perlas recuerdo de su madre, con ropa deportiva y gafas polarizadas de biker. Dos días antes de vernos en NY el collar de su madre se rompió. “Es una señal”, me dijo cuando vio la joya que ella me inspiró. Siete pepitas de oro puro suspendidas en una fina cadena de oro, casi a modo de amuleto prehistórico, como los collares de dientes. Cuando se lo entregué hablamos del valor simbólico de la joya y de su fuerza como elemento protector.

Las elegidas son muy diferentes entre sí y me guíe mucho por intuición y al momento de entregarles las joyas, comprobé esa conexión, que es un regalo, una experiencia muy bonita para todos. Y como son diferentes, me inspiraron y obligaron a salir de mis maneras habituales e irme a otros modos que me abrieron caminos; si hubiese seguido en lo que habitualmente hacía esos caminos no se hubieran abierto.

 

“Es que en ese proceso que me inspira alguien, le hago una joya y en el momento en que se la entrego se produce una simbiosis entre ella y la pieza que me parece mágica. Las personas que me inspiraron me obligaron a salir de mis maneras habituales e irme a otros modos que me abrieron caminos”.

“Fue un desafío llevar los diamantes y las perlas al terreno de la joyería artística. Lo hice con un enfoque escultórico, casi racional, de punto y línea sobre el plano de Kandinsky.”

_¿Cuáles son los caminos?

_Ahora estoy haciendo una pieza para un ex diseñador de moda, una persona muy especial que me dió un material suyo para que lo trabajara con las joyas. Ha supuesto un reto interesante y ya llevo dos meses con este proyecto, pero sé que todos los prototipos, pruebas y todo lo hecho también me abrirán otro camino.

 

_¿La diseñdora Beatrix Ost, a propósito de tu «Symbiosis», señaló que “el cuerpo es un buen lugar para estar” ¿lo es para vos? ¿Cómo interviene tu obra en el cuerpo?

_Sí, mucho. El cuerpo es un buen lugar para que esté la joya. Por eso tengo una crítica a la joyería contemporánea, porque al ser una expresión artística en un espacio tan pequeño  todos terminábamos haciendo broches. Es que el aro pendiente tiene un límite de peso, el anillo tiene un límite de espacio al igual que el collar y el broche es el que permite crear una pieza más artística. Yo misma acabé haciendo muchas veces joyas imponibles, pequeñas esculturas con un cierre detrás y eso me generó una crisis. La joya me estaba suponiendo un límite. Estaba muy pendiente del peso y el volumen y luego le ponía el cierre detrás pero ya no estaba teniendo en cuenta el cuerpo. En ese momento, 2008, me planteé dejar que pase lo que tenía que pasar sin constreñirme a que sea una joya; las ponía en unas peanas (soporte de apoyo) para poder sacarlas y usarlas o no. Luego,  directamente fui haciendo esculturas e instalaciones para saltear ese límite y me di cuenta que nadie llevaba esas joyas-esculturas porque condicionaban la vestimenta, por ejemplo, porque era difícil que se vieran. Sentía que tenía encima, en el pecho, una pared de una galería y entonces me di cuenta que esas piezas cada vez más tenían menos que ver con el cuerpo. Por eso seguí con las instalaciones y, a la vez, conservé el hacer esas joyas tan mínimas que sí tienen que ver con el cuerpo, que se convierten en una segunda piel porque, por ejemplo, un colgante tiene un grosor de 3 décimas, ni lo notas, lo mismo que el anillo de cadena, están en contacto pleno con el cuerpo. Es decir, sí me parece muy importante el cuerpo, y es algo que la joyería contemporánea debería replantearse porque el cuerpo siempre está ahí pero las piezas son difíciles de llevar día a día, a veces son aparatosas, difícil de llevar como objeto, muchas veces la portabilidad cuesta. Definitivamente yo hago joyas para ser portadas.

 

“Conservé el hacer esas joyas tan mínimas que sí tienen que ver con el cuerpo, que se convierten en una segunda piel. La joyería contemporánea debería replantearse porque el cuerpo siempre está ahí pero las piezas son difíciles de llevar día a día.”

 

_¿Mencionaste que estás en un proyecto para un hombre, ¿tus joyas no tienen género?

_Mis joyas son femeninas. Ahora estoy por sacar joyas para hombre, pero mi mundo es de mujer porque está muy marcado por mi abuela y mi madre, que eran dos personas muy femeninas. Además creo que las mujeres no deberíamos olvidarnos de la feminidad que es muy bonita; en esta época de feminismo parece que está en contra, pero está bueno luchar por todos los derechos que tenemos que ganar tanto como por conservar ese sentirse mujer que no tiene por qué ser limitador o como tacones que te hagan caminar con más dificultad. La feminidad está muy presente en mí. Mis joyas siempre han sido para mujeres.

Cuando se acercaban hombres interesados en mis joyas me ponía muy contenta porque pensaba qué bueno que no les parezca femeninas y se la ponga de manera desacomplejada. Creo que los hombres que mejor podrían llevar mis joyas son los más jóvenes, de 15 a 18, que se ponen joyas sin ningún complejo, algunas más rotundas, otras más livianas y no les acompleja para nada. Me ha costado y me sigue costando hacer joyas para hombres, me gustaría o aspiro a que fueran sin género porque me gustaría que mujeres se pongan las de hombres sin problemas y los hombres las de mujeres, quizá con alguna adaptación, pero está bueno que los hombres dejen su lado femenino tranquilo, expuesto y puedan llevar un anillo más fino sin sentir que le resta masculinidad. Aspiro a eso, pero aún estoy en ese camino.

 

“Está bueno que los hombres dejen su lado femenino tranquilo, expuesto y puedan llevar un anillo más fino sin sentir que le resta masculinidad”

 

_Y al llevarla en el cuerpo, ¿una joya es un ornamento o una pieza artística?

_Hay de todo, muchas son ornamentales y otras tantas de expresión artística. Intento que las mías sean algo más que un ornamento aunque tampoco me disgusta la idea de hacer un ornamento, que de por sí es bonito, tiene su propia belleza, pero a mí me gusta que la joya tenga un algo más, que podría ser lo simbólico, lo que representa, la conciencia sobre el material con que está hecha, el concepto con que se trabajó y con el que el portador se identifica, porque me interesa que el portador pueda hacerla suya. Cuando haces una joya a mano tiene alma como todos los objetos hechos con las manos, tiene una vibración que no la tiene la pieza que sale de un molde y está seriada, esa conexión con el alma de quién la ha hecho manualmente y pensado con un concepto se transmite con la joya, se lleva y se siente. El mundo está poblado de un montón de objetos y hay algunos que tienen una fuerza que conmueve y ayuda a no perder nuestra humanidad, a mantener nuestros símbolos, ritos, pensamientos y a la reflexión viva.

 

“Me gusta que la joya tenga un algo más, que podría ser lo simbólico, lo que representa, la conciencia sobre el material con que está hecha, el concepto con que se trabajó y con el que el portador se identifica, porque me interesa que éste pueda hacerla suya.”

 

Arte en cualquier formato

 

_¿La joyería es un arte en pequeño formato?

_Sí, la joyería es un arte en pequeño formato. Es que en arte da igual con qué hagas algo, no importa con la disciplina con que trabajes, hay arte o no hay arte. Entonces, en la joyería puede haber tanto arte como en la pintura, en el video o la escultura, es cómo lo trabajes o la intención que le des. Entonces, la joyería artística es arte en un formato reducido que tiene que ver con el cuerpo.

 

“La joyería artística es arte en un formato reducido que tiene que ver con el cuerpo”.

 

_¿La decisión de hacer arte en joyería, video o instalaciones de qué depende?

_Depende de que el formato se ajuste a lo que quiero decir. El punto de partida es el material y los conceptos asociados que me llevan a trabajar de una manera u otra; dependiendo de esto, requiero de un lenguaje u otro para hablar o expresarme, en la mayor parte de las veces, suele ser la joya pero muchas veces el video o la instalación o hasta la fotografía que estoy haciendo ahora de bodegones (pintura o dibujo con el que se representa alimentos, recipientes o utensilios domésticos). La joya es la más cercana y la que mejor se me da, pero depende del momento o de lo que quiera hablar, veo hacia donde me lleva.

 

“El punto de partida es el material y los conceptos asociados que me llevan a trabajar de una manera u otra. En la mayor parte de las veces, suele ser la joya pero muchas veces el video o la instalación o hasta la fotografía que estoy haciendo ahora de bodegones”.

 

Joyería histórica

 

_¿Ahora de qué querés hablar o en qué estás trabajando?

_Tengo un proyecto entre manos pero no sé si quiero contarlo porque sigo estudiando y quiero tenerlo más trabajado para comunicarlo. Tiene que ver con un tipo de joyería histórica que me llama mucho la atención y quiero revisitarlo, reversionarlo para hacer piezas para reflexionar acerca de lo simbólico. Intento ir a momentos de la joyería cuando estaba cargada de evidentes simbolismos. Lo que estoy haciendo es joyería pero quizá se amplíe a otros formatos. A veces, empiezo a trabajar y si la joya se queda pequeña en cuanto a forma aparecen otras alternativas.

También estoy trabajando con oro Fairmined. Con los primeros gramos hice una pieza para exponer con el colectivo Origen. Lo primero que me interpela es el material, el cual me parece tan fascinante porque haciendo muy poco o manipulándolo muy poco se puede decir más.

Entonces, me dieron una plancha de oro fino, de 24 k sin tratar y me fascinó, es muy poroso, blando, tiene un color naranja precioso, al que me quedé mirándolo sin saber qué hacer. Y simplemente lo troquelé, le di una forma redonda, lo laminé para hacer un óvalo, le hice un agujero y le até un cordón muy fino. La propuesta era ofrecer ese óvalo fino de 0,8 g de oro 24k Fairmined de la mina La Coqueta de Colombia. No tenía que hacer una joya, eso era una joya. Eso es valioso de por sí, eso es consciencia. Lo que estaba ofreciendo es poder utilizar un oro ético, no hacía falta nada más, no era preciso tocarlo, estaba en bruto, casi que recién salido de la mina. Cada vez que trabajo ese oro lo intervengo muy poco. Algunas piezas que he hecho fueron a partir de restos opacos o mates propios del árbol de fundición, que tienen formas extrañas, como desechos de ramas de árboles, y esos retales (trozos de material), que son bellos a su pesar, los soldé en el aro de un anillo y resultó un bello feo, una fealdad que también está en la belleza, que apela a que lo mires porque es algo no esperado; genera una extrañeza que te hace reflexionar y preguntarte qué es: un trozo de un resto de oro Fairmined.

Es decir, cada vez que el trabajo con Fairmined me lleva a hablar del metal en sí que es tan poderoso por todo lo que simboliza, como valor refugio; suelo intervenirlo muy poco para solo poner en evidencia lo que es.

 

“Lo primero que me interpela es el material, el cual me parece fascinante porque haciendo muy poco o manipulándolo muy poco se puede decir mucho. Lo intervengo muy poco, solo para poner en evidencia lo que es.”

 

_¿Tu firma creció, ¿con qué propósito?

_Quería darme a conocer a más gente, más allá del boca a oreja en Barcelona que trae gente a mi taller showroom. Pues, en cada pieza pongo tanta intención y ganas que quería que le llegara a más gente, por eso empecé a trabajar en las plataformas online para poder llegar a más, entonces ya no podía hacer todo sola. Y sumé una persona en el taller para tareas rutinarias, como montar anillas, soldar cajas, pero al final ha hecho mucho más, y otra en la oficina para ayudarme con lo de online, facturas, dossiers… y esto me desocupa y me permite trabajar en proyectos más artísticos. Me permite leer más, escribir más, hacer un trabajo más artístico y desarrollar proyectos que tengo muchas ganas de realizar y que requieren de tiempo e investigación. Me da miedo crecer mucho y que se vaya de mis manos, a veces se me hace extraño, pero por otra parte me emociona tener un equipo y compartir tareas. Si pudiera mantener esta estructura que solo me libera de tiempo estoy muy contenta.

 

“(Tener un equipo) me permite leer más, escribir más, hacer un trabajo más artístico y desarrollar proyectos que tengo muchas ganas de realizar y que requieren de tiempo e investigación.”

 

_¿Tu trabajo circula en galerías?

_Sí, en particular en la galería Chiquita Room en el Ensanche de Barcelona, donde hice una exposición, un libro de artista y estamos planeando la próxima muestra; una galería pequeña que tiene vocación de centro de arte con propuestas que tienen en cuenta a la comunidad.

 

_¿El escribir es la previa de tu trabajo artístico?

_Trabajo con un profesor de bellas artes que me ayuda a abrir puertas, me aconseja lecturas y lo que escribo son conclusiones que documentan el proceso. Estudié Bellas Artes en la universidad de Barcelona y Joyería en la Massana de Puig Cuyàs, mi gran maestro, pero uno no deja de formarse y de aprender.