Apuntes | Notas

Me gusta la insurgencia de la joyería de arte


Entrevista a Roxana Casale

Por Delia Alicia Piña

 

Romper la zona de confort es vital para Roxana Casale, por eso cambió el grabado y la pintura de décadas por la joyería, que le ofrece la posibilidad de hacer piezas que no quedan sujetas a una pared sino que andan por todos lados y, además, le permite ver hasta dónde puede llegar un material. A poco de empezar se puso a prueba dejando de lado el metal y optando por el papel.

Se siente identificada con la joyería de arte, porque puede expresar lo que le pasa e inquieta de la sociedad. Su proceso creativo es reflexivo, parte de un concepto que sostiene su mensaje y luego materializa en objetos “para llevar en el cuerpo”. Un camino que repite en otras expresiones que realiza en paralelo, como collages y libros parasitados.

El último año pandémico marcó su proyección internacional, y virtualmente consiguió que su obra se viera desde Beijing, Atenas y San Pablo, después de que el año anterior estuviera en Valencia y Legnica (Polonia).

Sus preocupaciones, intereses, procesos, inspiraciones y obras que la definen.


_Sos grabadora, pintora y también joyera. ¿Dónde estudiaste?

_Realice mis estudios en las Escuelas Nacionales de Bellas Artes de la Ciudad de Buenos Aires. En las viejas escuelas cuando funcionaban por separado, en la Prilidiano Pueyrredón, en las visuales -que luego se unieron en el Iuna y posteriormente se agruparon en la Universidad Nacional de las Artes-. Sí, hice Grabado y Pintura y, por cerca de 20 años, fueron los principales caminos que elegí para crear. Hasta que necesité buscar otras alternativas expresivas. Es que salir la zona de confort es súper importante para mí y eso implicó empezar a ver otras alternativas, otros caminos. Y recordé que en la escuela secundaria tuve un taller de metales y me encantó. Entonces, comencé a buscar un taller donde aprender, lo hice pensando que sería un recurso más, pero poco a poco con la joyería se fue abriendo ante mí un mundo mucho más amplio del que pensé en un inicio. Y llegué al Taller de María Medici, donde estudié por tres años, luego hice Engarce con Tali Wasserman y Laca Japonesa con Francine Schloeth. Y así llegué a lo que me gusta llamar joyería de arte, que reúne todo lo que estudié e hice.

 

“Salir de la zona de confort es súper importante para mí y esto implica empezar a ver otras alternativas, otros caminos”.

 

_¿Qué viste en la joyería? ¿Cómo es ese mundo que descubriste?

_Vi o descubrí los materiales y me gustó hasta dónde podía llegar con la materialidad. Arranqué como empezamos todos, o la mayoría, con el metal, plata 925, y también sumé engarce porque me gustan mucho las piedras que son el componente de color que tengo como parte de mi formación como artista plástica, como escultora. Y después con el tiempo comencé a darme cuenta que era mucho más que diseñar, porque la joyería implicaba empezar a trabajar a partir de conceptos, de una idea rectora. Y facilita la posibilidad de hacer piezas que no quedan sujetas a una pared sino que andan por todos lados. Estas cosas me fueron entusiasmando cada vez más de la joyería.

 

“La joyería implica empezar a trabajar a partir de conceptos, de una idea rectora. Y facilita la posibilidad de hacer piezas que no quedan sujetas a una pared sino que andan por todos lados.”

 

_¿Por qué la definís como joyería de arte?

_Porque lo contemporáneo me hace ruido, incluso cuando se refiere al arte. Hay un quiebre en un momento: la progresión es arte moderno y en las décadas del 50 y 60 comienza a hablarse de arte contemporáneo. Pero la palabra contemporánea me remite al ahora. Y todos somos contemporáneos, un joyero de la calle Libertad también es contemporáneo pero tiene una expresión distinta a la mía. Lo contemporáneo está muy establecido pero en lo personal no me gusta definirme como tal, siento que hago arte.

La joyería de arte es un lenguaje, una manera de expresión, es más que una pieza decorativa, es hablar de cosas que nos pasan, gustan e interesan. Cuando hablamos de joyería contemporánea incluimos a un diseñador que hace piezas de diseño, en serie, tal vez. Y eso no tiene que ver con lo artístico que implica la suma de materialidad y concepto. Tiene que ver o refleja lo que el artista quiere expresar. Hay propuestas interesantes e increíbles de la joyería de diseño o hasta de la alta joyería. Pero la joyería de arte me permite generar un nexo, un encuentro entre la obra y quien la puede portar o contemplar.

 

“Lo contemporáneo está muy establecido pero en lo personal no me gusta definirme como tal, siento que hago arte.”

 

_¿Y cómo es el nexo entre tu obra y el que puede portarla o contemplarla?

_El nexo sería con alguien también interesado por las cosas que lo rodea, con lo que le pasa. En mis últimas series estoy hablando de cuestiones sociales, que tienen que ver con este mundo tan convulsionado y complejo. Y así es el arte, hace mucho que dejó de ser decorativo para pasar a ser significativo. Creo que de Berni para acá hay otro concepto que se suma, otra propuesta de arte o con un enfoque que tiene que ver con lo que le pasa a la sociedad.

 

“Hace mucho que el arte dejó de ser decorativo para pasar a ser significativo.”

 

_¿A propósito, ¿hay algún artista que te inspire o del que tomás algo?

_Hay artistas que son muy inspiradores para mí. Me gusta mucho Antonio Berni y sus representantes icónicos de los marginados de la sociedad, como Juanito Laguna y Ramona Montiel; los muralistas mexicanos, con la experimentación de Rufino Tamayo; la geometría fundamental o suprematista del pintor Kazimir Malévich; la capacidad de hacer lo que quería que tenía la arquitecta iraní Zaha Hadid que desafiaba la geometría; los destacados retratos fotográficos de Sara Facio.

“La joyería de arte es un lenguaje, una manera de expresión, es más que una pieza decorativa, es hablar de cosas que nos pasan, gustan e interesan”.

 

_¿A quién está dirigida tu obra? o ¿pensás en quiénes pueden portarla?

_No, trato de no atarme a eso. Cuando empiezo a trabajar no pienso en la funcionalidad de la pieza, porque lo primero que algo es un objeto que evoluciona hacia una pieza que puede ser un collar, una pulsera o un broche. Me gusta pensarlo como objeto. Tampoco pienso a quién va dirigido. Creo que indudablemente quién lleva una pieza mía tiene que tener una característica especial, es decir, una formación y mirada más artística, que quiere romper con lo tradicional o establecido que normalmente se supone es una joya. Finalmente, mis joyas están hechas con papel y eso es rupturista. Cuando usamos materiales como estos estamos haciendo un quiebre a lo esperado. Cuando dejé la plata por el papel, al principio fue raro, sobre todo, para el que lo veía o que estaba acostumbrado a otro material. “¿Vos no eras joyera? ¿No trabajabas con metal?…”, me decían. Está muy establecido ese preconcepto. Me gusta pensar en esta insurgencia de la joyería de arte que rompe con lo establecido, me gusta la sorpresa, que cuando alguien agarra una pieza mía y pregunta ¿qué material es? “¿es madera?”, suelen preguntar, y le respondo: “No, es papel”.

El que busca una pieza mía busca una pieza única. El arte, para mí, debe servir no tan solo como medio de expresión, si no también para tomar conciencia del cúmulo de experiencias que vamos teniendo.

 

“No pienso en la funcionalidad de la pieza porque lo primero que hago es un objeto que luego evoluciona hacia una pieza que puede ser un collar, una pulsera o un broche”.

 

_¿De qué tomaste conciencia a través del arte o de la joyería de arte?

_Tomé conciencia del alarmante estado de medio ambiente en que vivimos y cómo las diferencias sociales impactan en las personas son dos temas que me preocupan, más bien que me ocupo de reflexionar, analizar, discutir y plantear esto a través de mis obras. La expansión de virus que nos afecta creo que es una resultante del maltrato de la naturaleza o del medio ambiente. Y también la consecuencia de que la gente se quede sin trabajo no solo por la pandemia sino también por las crisis económicas.

Mi trabajo «Solo consecuencias» expresa la urgencia ecológica. «Delicado equilibrio» es otra obra que señala cómo se rompen los contratos sociales y qué pasa cuando uno pocos salen ganando y el resto se queda mirando.

Por este motivo, me gusta pensar que voy hacia un arte crítico, reflexivo; la joyería de arte me permite tomar posición y hacer visible lo que me conmueve. Los que elegimos expresarnos de esta forma a través del arte aportamos otras miradas para hacer visible lo que tal vez otros no quieren ver.

 

“La joyería de arte me permite tomar posición y hacer visible lo que me conmueve”.

 

_¿Qué te conmueve que te lleva a tomar posición y hacerlo visible?

_La desigualdad social, sobre todo, porque algunos tienen tanto y otros tan poco. Los problemas sociales son los que finalmente repercuten en todo. No me sirve estar bien si los que me rodean no pueden acceder a las cosas más básicas, como comer o estudiar o desarrollar sus potenciales, y encima se le echa la culpa, es tremendo. Vivimos en mundo muy desigual y hay que decirlo y la joyería de arte es un muy buen medio para expresarlo.

La materialidad de las piezas y objetos es importante en mi proceso creativo porque permite la concreción de una metáfora que facilita la transmisión de un mensaje; es el contacto entre la comunicación y el hacer.

 

“La materialidad es importante en mi proceso creativo porque permite la concreción de una metáfora que facilita la transmisión de un mensaje .”

 

_¿Ejemplos?

_En un momento el metal me permitió expresarme de una forma; en otro, el laqueado fue la mejor alternativa; hoy mi material base es el papel pero esto no significa que siempre lo será, seguramente irá mutando.

En «Laberinto» empecé a tomar conciencia de la importancia del correlato que tiene que tener la imagen y el concepto. Otra serie que fue muy importante fue «Territorios» en la que giré a una búsqueda más volumétrica, que mostré en su momento en Viste Rosario, un evento en el que fueron destacados con sorpresa varios joyeros en vez de diseñadores de indumentaria.

Y este papel de hoy es la materialidad me permite representar ese proverbio chino que indica que “En la naturaleza no hay castigos ni premios, solo consecuencias” que sintetiza la voz de alarma que quise dar con «Solo consecuencias» y lo hago con piezas hechas con papel tratado y cuerina.

En «Delicado equilibrio» me basé en el concepto de modernidad líquida del sociólogo Zygmunt Bauman que define lo fluido y volátil de la actual sociedad, sin valores demasiado sólidos, en la que la incertidumbre por la vertiginosa rapidez de los cambios ha debilitado los vínculos humanos y sostiene que “el único modo que la paz social se mantenga es que cada individuo o grupo pueda recibir lo suficiente para que su vida sea digna”. A partir de esto me cuestioné ¿qué sucede cuando individuos o grupos se distancian del resto queriendo hacer valer derechos y privilegios que creen adquiridos y superan a los de los demás? Seguramente esto provocará incertidumbre, insatisfacción y desesperanza entre los excluidos, y tarde o temprano esas tensiones creo que estallarán generando violencia y cambios en el paradigma social. Es que capas sobre capas de políticas de libre mercado acaban dejan al descubierto la realidad de los desafortunados y vulnerables. Esto lo comuniqué con piezas hechas con papel japonés, papel amate, cartón, algo de plata 9.25 y algunas con hilo de algodón y cuerina, que tienen partes abolladas o dañadas y otras más fluidas

En la serie «Contraste» el puntapié me lo dio un texto de Julio Cortázar que reza: «Es muy importante comprender quien pone en práctica la violencia: si son los que provocan la miseria o los que luchan contra ella», que me llevó a reflexionar sobre las políticas sociales y económicas; éstas son especialmente desfavorables para las clases populares y las hunden lentamente en la pobreza, incertidumbre y desigualdad, sometiéndolos a la amenaza del desempleo crónico con cada vez más personas libradas a su suerte. Quienes son expulsados de la estructura socioeconómica por falta de trabajo y protección social sufren el mandato de la individuación e invisibilidad. Y así evidentemente la brecha entre los más ricos y más pobres crece cada vez más. Una bandera que quise levantar, alzar la voz, y la materialidad que más me sirvió para representar esto fueron las bolsitas de infusiones usadas sobre las que apliqué una pátina casi parasitaria que me permitió relacionar la falta de oportunidades y equidad con una pandemia que todo lo devora.

Un trabajo siempre reflexivo en el que la joyería de arte se convierte en un lenguaje de creación tanto como la pintura, escultura o el dibujo, y está buscando su espacio, como alguna vez lo hizo la fotografía, por ejemplo. Por eso defino o califico a la joyería de arte como insurgente, porque busca sublevarse contra lo establecido y no está al servicio del consumo y la decoración del cuerpo que la porta.

“Califico a la joyería de arte como insurgente porque busca sublevarse contra lo establecido y no está solo al servicio del consumo y la decoración del cuerpo que la porta.”

_¿Dónde encontraste espacios que le dieron valor a tu forma de crear?

_A lo largo de los años fui formándome en talleres que le agregaron mucho valor a mi forma de crear, pero sin duda el espacio que me brindó el artista joyero mexicano Jorge Manilla marcó un antes y un después en mi proceso creativo. Fue una tutoría de casi tres años a partir de un workshop que se dio en el marco de la 2da. bienal latinoamericana de joyería, y que dio origen al colectivo Caracú del cual actualmente formo parte.

Es que estaba justo entrando en una zona de confort, me cuestionaba el hasta acá llegué y necesitaba un ¿qué más? Su orientación fue interesante porque él tiene una mirada plástica que validó muchos procesos de los que no estaba segura que eran así, como el manejo del volumen, el salir del plano, el tamaño, importantes a la hora de trabajar. Y también descubrí la posibilidad de unir lenguajes como la gráfica o el collage. Estos son otros caminos para expresar lo mismo que me permite la joyería de arte. Además, pude darme cuenta lo importante que es tener en cuenta el objeto, porque en definitiva lo que estamos haciendo son objetos para llevar en el cuerpo.

 

“Estaba entrando a una zona de confort, me cuestionaba el hasta acá llegué y necesitaba un qué más.”

 

_¿Collages?

_Sí, en este momento estoy haciendo collages y libros parasitados o de artista que se van amalgamando con cada una de las temáticas que trabajo desde la joyería. Es un ir y venir entre distintos puntos de expresión.

Hay libros de artista, como el primero, «La caja verde» del francés Marcel Duchamp, hecho con cartón, fotografías en blanco y negro, telas, notas manuscritas, y dibujos. Hay otros que nacen a partir de libros y se los llama parasitados. Consiste en resignificar un libro de lectura, cortás, pegás, pintás, es un libro que se convierte en parásito de otro. En los años 60 los libros dejaron de ser vehículos de textos literarios para pasar al terreno de las artes plásticas. El parasitado es un libro único, manipulado, intervenido y evolucionado. Y me encanta, es un lenguaje súper interesante, otra forma de expresión que también tiene un punto de encuentro con otras como la joyería de arte. Por ejemplo, tengo un libro de contabilidad y terminó teniendo adentro cuentas y números que te llevaban a seguir pensando que era un libro contable, pero sino trabajo con cualquier tipo de libro que por algún motivo llegó a mis manos, puede ser un libro viejo o que me compré y no me gustó y pasó a ser parasitado. Son libros de ediciones regulares que se intervienen, en mi caso, pintando, cortando y pegando, y se convierten en únicos como mis piezas de joyería, que aunque quisiera no se pueden repetir porque es la expresión del momento y es hacia donde la forma me fue llevando. Hay libros que son táctiles, revistas ensambladas y otros formatos y otros que hacen que este tipo de libros se muy interesante como medio de expresión porque podés manifestar mucho en un espacio pequeño para hacer y exhibir.

Los libros también son parte de mi espacio de trabajo, tengo varias pequeñas bibliotecas que albergan libros de joyería y revistas de arte.

 

“Los libros son parte de mi trabajo. Tengo varias pequeñas bibliotecas que albergan libros de joyería y revistas de arte.”

 

_¿Cuáles destacarías?

_Me encanta leer y soy una amante del libro de papel. Los libros me sirven para buscar información o expresiones que sostengan lo que quiero expresar. Mi interés por lo social me ha llevado a investigar porque no es mi formación de base. Leo sociología, psicología y antropología que me aportan mucho a lo que quiero decir, me baso mucho en los saberes previos. Ahora estoy leyendo una deuda pendiente que tenía que es «Los miserables» de Victor Hugo, un libro que siempre quise leer y nunca encontraba el momento y la pandemia fue la ocasión. Leo mucho sobre arte sobre la historia del arte, como «El narcisismo del arte contemporáneo» de Valérie Arrault y Alain Troyas, un análisis hecho con un enfoque psicológico social, que también plantea cómo lo político interviene en el arte. Y coincido porque creo que todo es político, no es posible separarlo.

“Me encanta hacer libros parasitados. Se trata de otro lenguaje súper interesante, es otra forma de expresión que también tiene un punto de encuentro con otras como la joyería de arte.”

_¿Este año marcó el camino de tu proyección internacional?

_Sí, claramente. En un año tan difícil y en un contexto tan horripilante me fue bien. Entré a todos los salones en que me presenté. Y venía bien posicionada del año anterior en que participé de la 1° Edición Joya en Tránsito, de la Galería Una Página en Blanco de Valencia;  luego seguí por In my opinión, una propuesta de la galería de arte Sztuki de Legnica, Polonia; y en ese mismo año también pude estar en Art Jewelry Night of Budapest. Y el año pasado intervine en Growth & Evolution and Exhibition, la muestra de la organización oficial de joyería de arte de Beijing y gané el Growth Award; también presenté mi trabajo en de Pandemia/Pandemônio/Pandega que organizó Nucleo Joalheria Contemporanea Brasileira de San Pablo; como parte del colectivo Caracú de la mano de Jorge Manilla participé de la muestra colectiva Las cosas que no se nombran en Athens Jewelry Week y cerré el año con mi obra en la muestra Desde el taller hay algo que necesita ser contado, de Joyeros Argentinos, y en Incorporar Obra, visto en Brazil Jewelry Week. Esta última propuesta fue una experiencia virtual interesantísima en la que se cruzaron diversos lenguajes, no solo se trató de joyería de arte sino que también se manifestaron expresiones audiovisuales y performáticas, entre otras.

 

_¿Qué implica tu participación en Joya Barcelona?

_Estoy súper contenta y agradecida por la gran oportunidad brindada por su director Paulo Ribeiro quien selecciono mi obra entre los joyeros artistas que participamos de Brazil Jewelry Week 2020. Es un gran desafío porque Joya Barcelona es un espacio muy establecido y poder llegar, entrar y mostrar mi trabajo es buenísimo. Son ocasiones  que se van dando y que me permiten manifestarme o mostrar mi trabajo. Es en octubre próximo, creo, pero veremos cómo se dará o si se dará de manera presencial o virtual o mixta; es que se puede proyectar hasta cierto punto, en tanto hay que seguir trabajando, eso hago.

 

_¿Estás trabajando en una obra que se desprende de lo visto en BJW?

_En general, como tengo estas preocupaciones o, más bien, temas que me ocupan, una serie se enlaza con la otra; unas me llevan a seguir evolucionando en otras. Y la serie «Solo consecuencias», sobre el medio ambiente, está derivando o me permite ir evolucionando o profundizando. Para esto quiero hablar más sobre la fractura que produjo la pandemia que tiene mucho que ver, como mencionaba, con nuestra relación con la naturaleza y la biosfera, en la que también se desarrollan otros seres vivos; una biósfera amenazada por la contaminación que provocamos. Lamentablemente, nos manejamos como si no fuéramos responsables y como si estuviéramos aparte, en otro espacio. De cómo los seres humanos rompemos el equilibrio de ese espacio dentro del cual se desarrolla la vida hablarán las piezas en las que trabajo y seguramente el volumen será un recurso que me permitirá expresarme mucho mejor. Aún no está denominada  porque estoy en el proceso. Estoy trabajando en el concepto, estoy en la búsqueda de información mediante lecturas y luego cuando esté claro de qué quiero hablar comenzaré a generar los objetos y éstos terminarán siendo las piezas. El mismo proceso aplico para una obra gráfica o pictórica. Y para esto creo que el papel me sigue sirviendo porque estoy consiguiendo que esa materialidad propia evolucione. Estoy en otro estadio del material respecto de la última serie, y se adapta perfectamente por forma, color y textura.

 

“Como tengo en claro los temas que me ocupan, una serie se enlaza con la otra; unas me llevan a seguir evolucionando en otras. De cómo los seres humanos rompemos el equilibrio de ese espacio dentro del cual se desarrolla la vida hablarán las piezas en las que trabajo y seguramente el volumen será un recurso que me permitirá expresarme mucho mejor.”

 

_¿Cuáles eran tus materiales antes? ¿Por qué optaste por el papel? y ¿Con qué tipo de papeles trabajás?

_Opté por el papel porque me di cuenta que era la materialidad que me iba a permitir expresar lo que quería hacer por los volúmenes, texturas y colores que facilita, además los movimientos que permite con el metal no los puedo conseguir; éstos son aspectos de la materialidad súper importantes. Y de a poco, sin darme cuenta, fui dejando de lado el metal y adopté el papel. Y hace bastante que ese material se convirtió en soporte en el caso de los broches, aunque no siempre porque hay otros soportes que hacen a la funcionalidad e idea de la pieza. Y esto es importante para cuando el objeto llega hacer pieza, es decir, para que no haya interrupciones visuales, por ejemplo.

Trabajo con varios papeles, principalmente con los japoneses que son muy plásticos porque están hechos a mano, y eso es importante para mí, que sean nobles, sobre todo, en esta etapa que son reciclados, los cuales voy interviniendo y consigo otras características.

Al principio usaba cartones y similares que combinaba con estructuras particulares, como en la serie «Territorios», que se dio un mix entre el papel, el textil y la laca japonesa. O sea que la materialidad, como sostengo, tiene que ver con lo que quiero decir. Ahora la laca no me sirve porque quiero mostrar el deterioro social.

 

“Opté por el papel porque me di cuenta que era la materialidad que me iba a permitir expresar lo que quería hacer por los volúmenes, texturas y colores que facilita, además de los movimientos que se consiguen.”

 

_¿Pasaste del metal al papel?

_No, fue bastante gradual. Pasé del metal a la silicona, con la que estuve bastante tiempo, y luego al papel que lo usaba tal cual como lo recibía, solo lo combinaba o pegaba pero no más que eso hasta que cada vez exploraba más y conseguí una materialidad propia, un papel muy trabajado. Usaba papeles más duros de encuadernación, en un principio, y ahora trabajo al papel con otros materiales o los mojo, los voy interviniendo y viendo sus reacciones, los pego y más. Nunca se cómo ese papel va a llegar a ser el objeto y la pieza de joyería, porque se va transformando a medida que lo voy trabajando. Y eso es lo que me gusta del papel, el no  saber cómo va a quedar finalmente. A veces le doy un color predeterminado y a veces el mismo papel me va llevando al color. A veces, los intervengo pintándolos, aplicando otros papeles encima. Trabajo mucho con papeles japoneses que me encantan, porque son, finos o gruesos, pero súper dúctiles, y esta no es una cualidad del metal, por ejemplo. El papel se asemeja más a una tela, no por textura. Pero la materialidad de las piezas no tiene que ser siempre las mismas porque lo importante es hablar o transmitir un concepto, y el concepto y la materialidad tienen que integrarse para esto y no siempre el mismo material responde o funciona para todos los conceptos o mensajes que se quieren ofrecer. En este momento el papel me permite expresarme pero no sé si más adelante va a ser el mismo o me va a servir.

 

“Pasé del metal a la silicona, con la que estuve bastante tiempo, y luego al papel que lo usaba tal cual como lo recibía, solo lo combinaba o pegaba pero no más que eso hasta que cada vez exploraba más y conseguí una materialidad propia, un papel muy trabajado.”

 

_¿Esa intervención del papel implicó la creación de una técnica propia?

_Puede que sí, pero no quisiera decir que es propia, indudablemente tiene características o un manejo personal por la intervención, que deriva en un lenguaje más propio. Tal vez cuando trabajo con papel con pulpa se genera una técnica, pero no siempre.

 

_¿Cómo es tu lugar de trabajo?

_Mi taller está ubicado en el barrio de Villa del Parque y en él conviven en forma simultánea los diferentes mundos creativos que me interesan. Me encanta estar en el taller, es mi lugar en el mundo. Mis días comienzan muy temprano, no pasa un día en el que no esté allí y si por algún motivo no puedo hacerlo paso aunque sea un rato ahí.

Cuento con cinco mesas de trabajo cada una con historia propia. La que uso para trabajar en mi obra gráfica es la mesa de la cocina de mi infancia, la de soldar y donde realizo el armado de las piezas y objetos son dos tableros de dibujo del estudio de arquitectura de mi padre y hermana. Mi antiguo banco de joyero lo herede de un querido amigo de la familia y la mesa en la que preparo los materiales fue la mesa de comedor de una tía. Cada uno de estos espacios me permite trabajar en mis proyectos de forma simultánea. Siempre están a la vista mientras dura el tiempo en el que trabajo en ellos. Esta posibilidad me permite mirarlos, retocarlos, repensarlos. Cuando trabajo hago mucha cantidad de objetos y veo cómo van evolucionando. Al tener un taller ecléctico las herramientas con los que cuento son muchas, las típicas de un taller de joyería conviven con mi prensa de grabado, caballetes de pintura y tijeras de todo tipo y tamaño. Y muchos papeles, que voy transformando e interviniendo hasta llegar a la materialidad que me permite expresar el concepto a desarrollar.

 

“Cada uno de los espacios de mi taller me permite trabajar en mis proyectos de forma simultánea. Siempre están a la vista mientras dura el tiempo en el que trabajo en ellos. Esta posibilidad me permite mirarlos, retocarlos, repensarlos. Cuando trabajo hago mucha cantidad de objetos y veo cómo van evolucionando.”

 

_¿Estás presente en catálogos o publicaciones de joyería, como en Brazaletes, editado por Nicolás Estrada?

_Sí, un orgullo, con piezas de la colección «Solo consecuencias».

 

_¿Otros desafíos?

_Soy jurado de selección de la próxima edición de la Bienal Latinoamericana de Joyería Contemporánea; otro rol que es un nuevo desafío, que pone en juego otras habilidades y mucha responsabilidad. Porque es muy importante lo que pasa en América Latina y creo que finalmente nos vamos a hacer un lugar, estamos abriendo un camino porque hay mucho qué decir con nuestra identidad, basta con ver la movida que genera Joyeros Argentinos, Joya Brava, Broca, Nucleo, Corpojova y muchos otros grupos, también de México, por ejemplo. Está bueno exhibir en el exterior pero también es fundamental fortalecerlo en nuestro ámbito. Y esto nos moviliza para tomar conciencia de lo que podemos hacer y decir. Está bueno que podamos generar nuestra propia feria internacional o, insisto, un espacio para mostrar lo mucho que hacemos. La pandemia nos llevó a conectarnos mucho más que cuando imperaba solo la presencialidad, no la reemplaza porque hacemos arte y no es lo mismo ver las piezas o hasta tocarlas, se genera otra experiencia. Pero la virtualidad activó la inventiva y sumamos otros lenguajes para reforzar lo que queremos decir, como el formato audiovisual en general que es otra manera de llegar. Esto es incipiente porque es un proceso.