Apuntes | Notas

Bienvenida la joyería para hablar o provocar el diálogo, aunque cueste


Entrevista a Rita Soto

Por Delia Alicia Piña

 

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Es diseñadora industrial y aprendió el oficio de la joyería de su papá. Inició su trabajo artístico de la mano de artesanos que trabajaban con fibras naturales, como paja de trigo, mimbre y crin de caballo.

Un proyecto colaborativo que marcó el rumbo de su carrera  y le permitió descubrir que este último material tejido con la técnica de microcestería era el mejor medio para expresarse. Y consiguió reversionarlo al cambiar su formato habitual: lo deconstruyó, desordenó y desarmó integrándolo al mismo tejido.

“Piezas extrañas, figuras que son como seres que pareciera que fueran a salir caminando, con volumen, tridimensionales y que además se pueden portar”. Así define su obra que revela su imaginario, un mundo fantástico que representa la realidad que la atraviesa.

A días de estrenar su última obra en la bienal latina que continua este mes, esta joyera contemporánea chilena cuenta por qué, qué y cómo lo hace. Y, sobre todo, cómo consiguió innovar con una técnica ancestral que le permitió convertirse en una embajadora de la joyería de arte de Chile.


_Aprendiste el oficio de tu papá. ¿Cómo fue esa experiencia? ¿Estudiaste joyería solo con él?

_Aprendí el oficio de mi papá, que es joyero desde hace más de 40 años. Él trabajaba en una joyería grande y tenía un pequeño taller en casa, que desde chica tuve a mano, siempre estuve metida y rodeada del mundo joyero e inconscientemente terminé allí.

Cuando estaba terminando de estudiar diseño industrial, le pedí que me enseñara a trabajar con el metal y me encantó esa posibilidad de fusionarlo con el diseño. En ese entonces me dedicaba al diseño más formal, pero al final terminé eligiendo la joyería. En un momento tuve que tomar la decisión porque hacía muchas cosas en paralelo y me decidí por la joyería.

Aprendí técnicas para manipular el oro y la plata, principalmente, como fundición, soldadura, lo básico. Y después fui aprendiendo otras técnicas. Con los años fui tomando cursos con distintos maestros y fui profundizando en otras técnicas.

 

“Cuando estaba terminando de estudiar diseño industrial, le pedí a mi papá que me enseñara a trabajar con el metal y me encantó esa posibilidad de fusionarlo con el diseño”.

 

Atravesada por lo femenino

 

_¿Cómo lo fusionaste?

_No sé si fusionar… o sí. Invitada por la Universidad Tecnológica Metropolitana estuve trabajando por mucho tiempo con comunidades de artesanos en un proyecto de diseño de nuevos productos en base a técnicas artesanales.

Me tocó con artesanos que trabajan con fibras naturales. Fue una gran experiencia que me permitió acercarme al tejido de cestería y relacionarme con el trabajo de mujeres en sus talleres; nos juntábamos, conversábamos y tejíamos. Esto marcó el camino de mi trabajo: en grupo, siempre buscando vincularme, participando, atravesada por la temática femenina.

Advertí que muchas personas que hacen joyería son mujeres. Adquirí su dinámica de trabajo participativo y su forma de aprendizaje.

Trabajé en la Sexta región, al sur de Santiago, en Alajuela, con artesanos que trabajan con la planta teatina para hacer sombreros chupalla de ala redonda y ancha,  realizados con fibras de paja de trigo. También estuve con artesanos chimbarongos que trabajan con mimbre, y con artesanos que hacen cestería con crin de caballo, técnica originaria de Rari en la región del Maule.

Con todo, fue un aprendizaje en conjunto en el que me permití hacer un aporte con la mirada del diseño y terminé sumando conocimientos adquiridos en la joyería.

Y así sumé artesanía, joyería y diseño, este último enfocado hacia la creación de mecanismos. En un momento no sólo trabajé cestería sino también otros materiales, como madera o resina, por ejemplo.

Y todo me permitió generar un lenguaje que me permitiera decir o expresar lo que quería contar, y así desarrollar una microcestería propia con el crin, fibras muy delgadas u otros materiales pero conservando esa técnica, que es la que más me gustó, la que sentí que necesitaba, que me resultó muy fácil para expresarme.

 

“Trabajé en grupo, vinculándome, participando atravesada por la temática femenina con grupos de artesanos… Adquirí su dinámica participativa y su forma de aprendizaje.”

 

Un imaginario contemporáneo

 

_¿Qué le sumaste?

_Le cambié el formato. Es una construcción muy pequeña pero salí de su forma habitual, ampliando tamaños, desordenando el tejido, desarmándolo y que eso mismo sea parte del tejido.

Y fue hecho desde un imaginario del que hablo. Todo lo que se ha construido en estas localidades está basado en un mundo figurativo que es lo que las artesanas viven y conviven con plantas, animales, personajes tradicionales que reinterpretan en sus tejidos.

Pero ese no era mi imaginario, entonces hice otra construcción de lo que yo quería contar, decir, que es totalmente abstracta, es un mundo de fantasía, que busca de alguna manera plasmar mi realidad, cosas que yo creo, veo, me imagino y que traspaso a determinadas figuras, formas.

 

“Cambié el formato de las piezas que se trabajan en la microcestería. La saqué de su forma habitual, amplié su tamaño, desordené el tejido, lo desarmé para que esto mismo forme parte del tejido.”

 

_¿También tu aporte o intervención tuvo que ver con la funcionalidad de esas piezas que pasaron a ser de joyería o ya se aplicaba esa técnica en la joyería?

_Hace tiempo que con esa técnica se hacen joyas y objetos. Es reconocida esta técnica en joyería con figuras clásicas como la flor.

 

“La microcestería se aplica a joyas y objetos con figuras clásicas, desde hace mucho tiempo.”

 

_¿Cuál sería tu imaginario?

_Lo mío es muy conceptual y genero series de piezas -tres o más- con las que hay ciertas cosas que quiero decir o contar, no de manera literal. Lo hago mediante figuras que son como seres que pareciera que fueran a salir caminando. Es extraño lo que evocan estas figuras o sus formas. Esto de generar piezas extrañas con volumen, tridimensionales como esculturas, que además se pueden llevar o portar en el cuerpo, es lo que más me interesó y generó más curiosidad; me gusta hacer piezas tan raras. Las defino o me parecen de esta manera, raras, me gustan y me representan. Siempre generan algo, en lo personal, satisfacción porque me doy cuenta que quedaron como yo quería y luego, por las repercusiones, ya que las ven y encanta o les resulta feo.

Para quien se lleva la pieza toma un significado especial porque lo vincula con algo y eso es lo entretenido, lo bonito, que te transporta, te hace viajar, te lleva a un recuerdo, o te remite a una forma marina, no sé, un mundo…

“Lo mío es conceptual y se materializa con figuras o seres que parecen salir caminando. Son piezas extrañas, raras, con volumen, tridimensionales, como esculturas, que se pueden llevar o portar en el cuerpo.”

_¿Y qué querés decir a través de esas piezas?

_A través de esas piezas se ve mi historia personal, muchos estados de ánimo, situaciones que vivo, momentos de quiebre, relaciones importantes y mi manera de entender o de procesar lo que me pasa. Fue una construcción de figuras que representan esos momentos y un ejercicio personal súper rico, en el que pude sacar, canalizar lo que estaba sintiendo que hasta me ha permitido solucionar cuestiones personales.

Mi serie «Espíritus navegantes del fin del mundo» es un ejemplo de esto. Se trata de otro viaje que consiste en traer a la actualidad, mediante textos de hoy, piezas que hice cuatro años atrás.

Retomé y amplié el tema porque en Chile estábamos entrando en un contexto histórico que se vincula con las etnias de pueblos originarios que se extendieron, y quería contar y relatarle al mundo que esto pasó, existió, que forma parte de nuestra historia, que así veían el mundo o que esa era su visión. Y rescato y quiero contar que para mí sus espíritus siguen presentes. Ellos consideraban que al morir pasaban a ser otras figuras, como cerros, árboles, animales, por eso para ellos seguían vivos para siempre.

Quise transmitir ese concepto súper interesante y me pareció bueno poder contarlo porque es mi pasado también; estamos atravesados por eso.

Hoy estamos pasando, ya hace un par de años, por una crisis social. Cuando comenzamos a plantearnos la idea de escribir esta nueva Constitución en la que tienen que estar los pueblos originarios, comencé a ver cuáles son los que tenemos y dónde están, advertí que no están extinguidos como decían porque sus descendientes están pidiendo ser reconocidos aunque no estén al 100 por ciento; están súper mezclados pero están y los hacen pasar o más bien los hacen desaparecer, pero hoy están hablando, planteando su posición.

Y me cruzo o atraviesan estos diálogos y situaciones. Es importante para mí este espacio que me permite la joyería contemporánea de arte para expresarlo porque los que me siguen me van a escuchar.

Me gusta mucho este canal porque siento que tengo la libertad de decir y contar cosas que sé que alguien lo va a ver o leer, no van a quedar aquí conmigo hablando sola o con mis amigos, va a salir, no es que va a marcar la diferencia, pero sí voy a poder visibilizar lo que pasa, lo que está ocurriendo hoy.

 

“A través de esas piezas se ve mi historia personal, muchos estados de ánimo, situaciones que vivo, momentos de quiebre, relaciones importantes y mi manera de entender o de procesar lo que me pasa. Una construcción de figuras que representan esos momentos y un ejercicio personal súper rico.”

 

Técnica centenaria

 

_¿Elegiste la crin del caballo porque se usa en microcestería o por otro motivo?

_La microcestería es una técnica de más de 200 años que originalmente se usaba con las largas y delgadas raíces de los álamos y con los años se introdujo la crin del caballo y fibras vegetales. La estructura del tejido está hecha con la fibra vegetal de la planta tampico originaria de México que se usa para hacer escobillas que luego se tiñen.

Las artesanas de Rari, a 300 km al sur de Santiago, cerca de Linares, reciben las colas de los caballos de matadero, porque en el sur se come caballo todavía. Y así la aprendí, haciendo el disco o flores, que es como hacer un canasto, se teje igual solo que el tamaño de la fibra es tan delgado que visualmente es distinto.

Las tiño con los colores neutros: el negro, el blanco que es medio transparente que se puede teñir con anilinas y el amarillo ámbar. Hago mezclas de color para teñir y también las pinto una vez que está tejida, y le incorporo hilos de metal, como plata, cobre u oro; también hilos de algodón, sintéticos, de pesca, de siliconas, hilos textiles o raíces de plantas.

El año pasado se me murió una planta de papiro y al sacarla aparecieron tubérculos llenos de raíces y pensé: Esto hay que tejerlo; por algo aparecieron… Estuve trabajando bastante concentrada para ver cómo tejer raíces y resultó un bonito ejercicio.

 

“Aprendí la técnica de microcestería de las artesanas de Rari, las tiño en colores neutros, también las pinto e incorporo hilos”.

 

Proceso de investigación y experimentación

 

_En tu obra «Realismo visceral» escribiste el tejido calma la impaciencia, ¿por eso tejés?

_Sí, el tejido es un ejercicio muy meditativo, es como un mantra, repetitivo, tejo en círculo, no es como con un telar que se teje en plano, implica mucha concentración, genera tranquilidad y terminas pensando mucho.

Mi escritorio está lleno de pelos, hilos, cordones y cuatro cuadernos en los que escribo y dibujo lo que pienso y se me ocurre mientras estoy tejiendo, también participo de conversatorios y charlas sobre joyería que me interesa que me permiten concentrarme también o me dispara ideas.

Varias veces tejiendo, escucho algo que me lleva a imaginar algo y el tejido se transforma y sumo colores y termino en otras ramas.

Esta pandemia me sirvió para volver a mis pendientes, como un tema de investigación y estudio de las culturas precolombinas, sus rituales mortuorios muy vinculados a lo textil.

Y me llevó a aprender algunas técnicas textiles precolombinas, que también fui involucrando en el tejido, como parte de un proceso que todavía sigo investigando y experimentando, y en el que también hay una búsqueda de identidad y autoconocimiento, de entender qué nos pasa y cuál es nuestra historia que está bueno saber.

 

“El tejido es un ejercicio muy meditativo, es como un mantra, repetitivo, tejo en círculo, que implica mucha concentración, genera tranquilidad y terminas pensando mucho.”

 

_¿Te referís a la última sobreviviente yagán en «Espíritus navegantes del fin del mundo», ¿qué te llama la atención o por qué ese interés o en qué te sentís identificada?

_Hay un vínculo importante. Siempre estoy buscando y aprendiendo nuevas cosas de nuestros ancestros. Me interesa la cultura y el manejo de lo textil de las comunidades indígenas porque de ellos viene todo. Me importa empezar a descifrar y a entender muchas cosas. Y con lo textil, sin quererlo, terminé involucrada.

Es que llega un momento en el que te das cuenta que hay un vacío tan grande que se genera desde el momento en que anulas o dejas de contar la historia con todos sus protagonistas. En muchos países de la región que han estado en dictadura, no se habla de la historia completa; con suerte mencionaban dos o tres pueblos originarios, que fueron censurados, en el que los mapuches son estigmatizados, con tanta mentira y tanto ocultamiento, que produce y se siente ese vacío, esa sensación de que algo nos falta para construir nuestra identidad.

Los yaganes sostienen que no están desaparecidos, que tienen derecho a voz y voto y, sobre todo, a contar la historia como descendientes de sus ancestros. Estamos en un proceso de reconstrucción de la historia muy importante en el que me siento involucrada.

Me gusta contar la historia de esta manera y con este formato de piezas portables tipo esculturas, con esta técnica, desde mi tierra del fin del mundo y mostrar cómo lo cuento desde acá. Lo hago desde la joyería contemporánea de arte, que es un movimiento que nace en otro continente.

En ese proceso, empiezo a investigar, estudiar, leer, aprender, hablar para enterarme de su saber y, con todo esto, poder construir nuestra o mi identidad.

“Estamos en un proceso de reconstrucción de la historia muy importante en el que me siento involucrada. Me gusta contar la historia de esta manera y con este formato de piezas portables tipo esculturas, con esta técnica, desde mi tierra del fin del mundo… y, con todo esto, poder construir nuestra o mi identidad.”

_¿Esa construcción de la identidad que te lleva a cierto revisionismo del pasado, también te permite expresar lo que pasa hoy, como la convulsión social que se vive en Chile o los problemas sanitarios que son comunes en la región y en el mundo?

_Sí, claramente. He realizado piezas con los perdigones que tiraban los carabineros durante el estallido social que terminaron por mutilar a cientos de personas e hice una serie, como la que presenté en Loewe y así encontré el momento para decirlo. Esos perdigones que quedaron atrapados en el tejido.

Ahora o más bien desde hace tres años, lo hago con otra serie: «Parasitismo existencial…», cuyas primeras piezas presenté en la última bienal latinoamericana con el colectivo Joya Brava, tutoreado por Jorge Castañón. Gracias a un fondo de cultura de Chile la acabo de terminar para la exposición con libro incluido que presentaré en unos días en la III Bienal Latinoamericana de Joyería Contemporánea.

 

“Terminé la segunda etapa del proyecto inicial presentado en la bienal anterior, y en unos días lo presentaré en una exposición con libro incluido:  «Parasitismo Existencial. Bestiario de Joyería Contemporánea»”

 

_¿Cómo es?

_Es un proyecto con 21 piezas al que se suman otros artistas, como un escritor que escribió un cuento, un ilustrador, un fotógrafo y otros más que participan de este ecosistema artístico.

Se trata de un cuento que alude a lo que nos pasa, a este momento de represión y su interpretación;  no es un cuento literal, pero se sitúa años atrás cuando en Chile vivimos algo parecido a fines de los años 50; así  cuento y enuncio que esto pasó y está volviendo a pasar.

Esto que nos pasa y afecta, se relaciona con los vínculos que generamos y las personas que vamos conociendo en la vida y que nos afectan de alguna manera, condicionan o hasta cambian y terminan siendo un parásito que atrapa, porque condiciona e interviene en tu vida.

Cuenta la historia de una mujer que tiene que lidiar con esos parásitos machistas, misóginos con los que entra en conflicto; algo para evidenciar lo que nos pasa. Es mi manera de contar la historia y de que se hable y se plantee el tema, una manera de denunciar.

Esta bueno usar herramientas que tenemos para decir lo que no siempre se puede o que no estamos acostumbrados a decir.

 

“Esta bueno usar herramientas que tenemos para decir lo que no siempre se puede o que no estamos acostumbrados a decir.”

 

_La problemática o situación de la mujer es un tema al que aludís de manera reiterada.

_Creo que es un planteo casi inconsciente, no me lo propuse, es lo que nos pasa, esa relación con las mujeres tejedoras y la violencia que vemos en las calles me atraviesa.

Mi serie «Quiltra» se refiere al aborto considerado ilegal que pasa mucho y fue abordado no solo desde mi perspectiva sino de la de muchas mujeres que lo padecen en distintas situaciones y condiciones.

No se trató de una denuncia sino de la expresión de un hecho. Construí un objeto en apariencia feísima que duele al verlo, que cuenta algo muy doloroso del cual muchas veces no tenemos idea de qué se trata y cómo sucede.

Quiltra es una pieza que se desgarra, se abre, se rompe y se cuenta como algo prohibido.

Usé la joyería como mecanismo para poder sacar el tema y mostrarlo. Es una realidad que, en este contexto, tenemos que poder hablarla y expresarla de alguna manera. Bienvenida la joyería para hablar o provocar el diálogo, aunque cueste.

Quiltra es una palabra de origen mapuche que se refiere a los perros sin raza, a los mestizos, a los que pierden su identidad, los que son botados, tirados, descartados, es el que pierde su origen más puro.

Esta es una de mis obras claves por su formato, mucho más grande que el habitual y me llevó mucho tiempo. Por su fealdad la llamo monstruo pero más allá de su aspecto propone un tema que interesa que busca ser dicho y la presenté en el Salon Révélations en el Grand Palais de París.

Y para poder decir, hay algo que se abre y rompe, que implica un conocimiento, además de la aplicación y práctica de la técnica y el material para conseguir esa forma.

Esta obra me permitió cambiar de formato, saber que puede ser flexible para cambiar la escala y desde entonces pude proponer o plantear otras formas, pude empezar a abrir más el tejido; antes eran morfológicamente un volumen tipo tubo, y ahora lo abro, saco pelos o hilos, y surgen patas, bocas; ejercicio morfológico interesante que apliqué a las piezas que vinieron después.

 

“«Quiltra» me permitió cambiar de formato, saber que puede ser flexible para cambiar la escala y, desde entonces, pude proponer o plantear otras formas, pude empezar a abrir más el tejido.”

 

_¿En «Pliegues para la memoria» incluiste metal?

_Uso metal aunque no siempre lo ocupe directamente. En una obra que participó de Gioielli in Fermento 20/21 trabajé con oro. Hice la previa fundición de oro y su perfilado en un hilo de 2mm con la ayuda de una amiga experta en filigrana, y con un uso estratégico le dí un acento único y sutil pero que lo importante fue el proceso no el resultado.

Se trata de «Desbordada», hecha tras el estallido social y en medio del toque de queda que se dio en Chile por la pandemia.

Es una pieza pintada inicialmente con vino y repasada con anilinas, parecía una pieza con golpes porque parecía con moretones, mostraba una sensación de daño.

 

“En «Desbordada» lo importante fue el proceso no el resultado.”

 

_«Refugios» parece premonitoria.

_Sí, pero es una serie de 2017, es una de las primeras en la que empecé a trabajar con los volúmenes y evoca esos espacios en los que nos refugiamos como el útero, el nido, la casa.

Es una propuesta formó parte de «Relatos habituales» del colectivo Joya Brava con la tutoría de Jorge Manilla. Una serie muy potente. En ese trabajo colectivo dimos un giro personal de cómo llevábamos la construcción de la joyería.

El trabajo con Jorge Manilla, en 2016, marcó un antes y un después para muchos de los que participamos de ese proyecto.

 

“«Refugios» es una de las primeras en la que empecé a trabajar con los volúmenes. Formó parte de «Relatos habituales», tutoreado con Jorge Manilla. Un trabajo que marcó un antes y un después para muchos de los que participamos de ese proyecto.”

 

_¿Cuál es la obra que más te representa?

_Una pieza de cada serie por lo menos representa un momento importante. Mi favorita es la de «Refugios», blanca, en formato huevo, que ha sido una de las más importantes por lo que representa, cómo se hizo y su repercusión, ya que una de esa serie terminó en el MUDE Museo de Diseño de Lisboa. Es la más famosa, se mostró mucho, y me permitió dar a conocer mi trabajo de microcestería joyera.

“Refugios» me permitió dar a conocer mi trabajo de microcestería joyera.”

_¿Conseguiste estar presente en Loewe, LOOT, Schmuck, París, la serie de Luis Acosta, Joya Barcelona, Londres Gioelli in Fermento. ¿Qué te permitió esta proyección?

_Me permitió tomar la decisión de seguir adelante. Fue un estímulo para avanzar. Implica una inversión en tiempo, trabajo y dinero; no se llega tan fácil. Supone generar obra, postularse, participar… No se trata de piezas aisladas u oportunistas para un concurso sino que supone la decisión de dedicarte a la joyería contemporánea, a trabajar con determinada  técnica, a personalizar el trabajo, a elegir y probar el material, a usarlo para expresar lo que nos pasa y a buscar recursos para lograrlo.

 

En el circuito joyero

 

Cuando comienzas a entender o conocer la dinámica del circuito joyero, que no vale si es una presentación aislada, advertís que implica mucho, que no es lo esencial pero suma para dar a conocer tu propuesta. Hay que mantener una constancia.

Haber conseguido ser finalista de Loewe Craft Prize en 2018 fue uno de los logros más potentes en términos de difusión; me abrió muchas puertas; fue un hito en mi carrera. Fui finalista, un gran orgullo.

Tengo más reconocimiento en el exterior que en Chile. Afuera el artista es reconocido y su aporte es considerado importante, se le da otro valor.

 

“Decidí dedicarme a la joyería contemporánea, a trabajar con determinada  técnica, a personalizar el trabajo, a elegir y probar el material, a usarlo para expresar lo que nos pasa y a buscar recursos para lograrlo.”

 

_¿Cómo será tu presentación en la III Bienal Latinoamericana de Joyería Contemporánea?

_Reestrenaré «Parasitismo existencial» a partir del viernes 8 en el Centro Cultural Monte Carmelo en Providencia, Santiago de Chile y también podrá verse de manera online en la plataforma de labienal.ar.

Trabajé con fotos en colodión húmedo, un procedimiento fotográfico antiguo de mediados del 1800 que utiliza un revelado en sulfato de hierro… y más… Quiero mantener la sorpresa para dentro de unos días…

 

_También estás en otra bienal en Asia oriental.

_Sí en Corea del Sur, en la Cheongju Craft Biennale 2021 en donde también expongo parte de las piezas de «Parasitismo…» y de «Quiltra» hasta el 17 de este mes. Una convocatoria resultante de la proyección  mencionada que me enorgullece, sobre todo porque represento a mi país con una reversión de una técnica autóctona.