Apuntes | Notas

Los libros también son como una pieza de joyería


Entrevista a Nicolás Estrada

Por Delia Alicia Piña

 

Encontró a la joyería sin buscarla, en Barcelona, donde comenzó su formación que completó en la Hochschule de Idar-Oberstein. Quiere que una joya lo conmueva, emocione, sorprenda, llame su atención. Ese es el criterio que aplica para publicar y también para crear.

Se trata de uno de los más importantes editores de joyería contemporánea, que consiguió recopilar miles de innovadores aros, collares, anillos y, recientemente, brazaletes. Y los reúne en una serie de libros de colección que resulta una amplia muestra de lo que está aconteciendo en el mundo de la joyería de autor durante la última década, desde una visión global.

Como joyero le gusta hacer un poco de todo. “Considero que cada material tiene su momento, su estado de ánimo apropiado y sus tiempos”. Y varía entre el tallado en piedra, usar metales, aleaciones, trabajar en madera y mucho más.

Destaca que ha tenido oportunidades en las que pudo acumular experiencias y estar bien preparado para todas estas sorpresas que la vida depara. En estos meses pandémicos, se inventó un proyecto al que llama 99 días, sobre el cual sigue trabajando: un anillo por cada uno de los días que duró el primer confinamiento en Barcelona. Sus perspectivas, vivencias y creaciones.


_Estudiaste negocios y marketing y luego joyería, dos disciplinas que parecen muy disímiles ¿o no?

_En los 90 estudié Administración de empresas con un enfoque en Marketing y negocios internacionales en Boston. En 2000, cuando llegué a Barcelona, mientras hacía una maestría en marketing, hice joyería también. Es un arte que siempre me había llamado la atención, pero al que nunca me había dedicado. Allí tuve tiempo para mí por primera vez y algo de claridad en mis preferencias. En Colombia había empezado a estudiar ingeniería electrónica y después me pasé a administración de empresas. De ahí me fui a los Estados Unidos a seguir con mis estudios de negocios. En Barcelona encontré la joyería sin buscarla. Y en la escuela Massana descubrí un universo maravilloso que desconocía por completo, fue como entrar en otro mundo.

Luego en Alemania volví a tener tiempo, pude volver a enfocarme, disfrutar de la vida e inspirarme. Descubrí el maravilloso mundo de las piedras preciosas en este rincón alemán tan extraño como de otra dimensión. Y también fue bonito. En Idar-Oberstein viví unos de mis mejores años y conocí gente especial. Fue un privilegio poder hacer un paréntesis a los 40 años.

 

_¿Integraste el marketing y la joyería en la edición de libros de joyería?

_Yo creo que siempre estoy aplicando todo lo aprendido en todo lo que hago. Me gusta mucho acumular experiencias, estar bien preparado para todas estas sorpresas que nos va dando la vida.

 

“Me gusta mucho acumular experiencias, estar bien preparado para todas estas sorpresas que nos va dando la vida”.

 

_¿Cómo incursionaste en el mundo editorial?

_Joaquín Joaquín Canet, el director de Promopress/Hoaki, me invitó a hacer un primer libro en 2008. Eso era algo que nunca me había planteado, una de esas oportunidades que la vida me fue dando y las puertas se fueron abriendo.

 

_¿Tu primer libro de joyería contemporánea fue un éxito en ventas, ¿por qué creés que se dio ese fenómeno?

_Porque el libro quedó muy bien hecho, la selección fue maravillosa y el equipo de diseño, promoción y ventas de la editorial hizo y hace un trabajo fenomenal.

 

_¿Los tuyos fueron los primeros libros en su tipo? ¿Cómo concebiste ese formato?

_No, para nada. Hay colecciones maravillosas de Lark: la serie 500, por Marthe Le Van, que fue pionera, y es espectacular. Además de otras recopilaciones como The Ring (2000) por Sylvie Lambert para RotoVision; la increíble colección de libros por Anne Van Cutsem para Skira: A World of Rings (2001), A World of Earrings (2001), A World of Bracelets (2003), y también A World of Necklaces (2004) por Anne Leurquin.

 

_¿Con qué criterio elegís las joyas que publicás?

_La fotografía que recibo es muy importante, siempre trato de puntualizar que para los libros no busco piezas espectaculares, busco fotografías espectaculares de piezas espectaculares. Nunca sé de antemano cómo voy a hacer la selección, ni cómo va a quedar el libro, ni cómo lo voy a dividir. Es un proceso que se inicia una vez terminada la convocatoria, cuando recibo todo el material y empiezo a seleccionar lo que visualmente llama más mi atención. Lento, como todo en mi vida profesional.

 

“Para los libros no busco piezas espectaculares, busco fotografías espectaculares de piezas espectaculares”.

 

_¿Tus libros marcan la tendencia que se ve en la joyería contemporánea?

_Es la moda la que va por tendencias: el color amarillo para esta temporada, el rojo para la próxima. Yo nunca pensaría que hoy la tendencia es madera y para el próximo semestre es plástico. Me parecería muy triste que los joyeros nos ciñéramos a las tendencias de moda para diseñar o que seleccionáramos un material porque alguien que usó ese material ganó un premio. Me gusta pensar que la joyería es tan relevante ahora como lo fue antaño. Sólo diría que mis libros muestran el tipo de joyería que se hizo a un nivel más o menos global en un espacio de tiempo más o menos específico, pero no creo que definan ninguna tendencia.

“La edición de los libros es un proceso, en el que selecciono lo que visualmente llama más mi atención… Trato de que todos los lenguajes estén representados… Busco joyería que emocione”.

_Tratás de tener una mirada global de la joyería contemporánea; es decir, que tus ediciones sean representativas de la joyería que se hace en todo el mundo?

_Sí, me interesa mucho enseñar una muestra global, trato que todos los lenguajes estén representados.

 

_¿Cómo ves la joyería latinoamericana? ¿Seguís la joyería que se hace en tu país? ¿Qué opinás de la joyería contemporánea argentina?

_Es muy raro catalogar la joyería por zona geográfica en un mundo que está cada vez más globalizado. No veo la joyería como un partido de fútbol en el que Argentina juega mejor que otro equipo, tampoco como una competición económica en la que Latinomérica pelea por salir de la pobreza y la corrupción… Mi país, yo nací en Colombia, pero he vivido 20 años en Barcelona. En Medellín desconocía la joyería que conocí en Barcelona. Mi espectro de la joyería trata de abarcarlo todo y es lo que trato de hacer desde mi Instagram, que afortunadamente no permite agrupar ni por país, ni por género, ni por amigos o conocidos. En la selección que hago para los libros tampoco voy anotando seleccionados por país. Sigo los trabajos de los joyeros que me interesan, y muchos de ellos no sé de donde son geográficamente porque eso es irrelevante para mí. Me sorprende tanto el trabajo de la joyera coreana como el del joyero costarricense, y eso es exactamente lo que busco: joyería que me emocione independientemente de haber sido realizada en la Patagonia o en el Sahara. Estas fronteras geográficas, estas banderas, estos nombres de países los considero innecesarios. Me cautiva la joyería independientemente de sí es argentina, colombiana, latinoamericana, europea o asiática.

 

“Las fronteras geográficas, estas banderas, los nombres de países los considero irrelevantes e innecesarios. Me cautiva la joyería independientemente de sí es argentina, colombiana, latinoamericana, europea o asiática”.

 

_¿Qué porcentaje representa lo publicado en relación a lo investigado; por ejemplo, 400 collares de cuántos vistosa?

_Todo es un gran proceso. Redacto una convocatoria que dura unos 120 días y difundo en redes. También mando muchos mensajes a joyeros cuyo trabajo me gustaría que apareciera en el libro. Al principio recibía poco material, después del segundo libro todo cambió radicalmente: para Collares recibí unas diez mil imágenes, para Broches unas siete mil y para Brazaletes casi cinco mil.

 

_¿Trabajos de qué argentinos están reflejados en tus libros?

_De muchos. No llevo un recuento por país, ni género, ni edad… Me interesa mucho que los libros abarquen un espectro amplio, pero no hay cuotas. Sin embargo, como para muchas personas esto es importantísimo (tal vez lo más importante), cada libro, en la breve biografía que cada uno de los participantes lleva, enseña el lugar de origen de cada participante y el lugar en el que reside.

 

_Segmentás tu propuesta editorial por piezas: aros, collares, anillos, brazaletes, ¿por qué?

_Por supuesto, porque es como se llaman los libros. Porque me parece interesante y es como me ha gustado trabajar. Ahora esa segmentación por piezas es una colección de joyería que abarca un espectro grande: son cinco temáticas que han sido muy bien cubiertas. Podrían ser también cinco capítulos de un gran libro que se ha ido formando durante una década y que abarca el gran espectro de la joyería.

 

“La segmentación por piezas es una colección de joyería que abarca un espectro grande: son cinco temáticas que han sido muy bien cubiertas. Podrían ser también cinco capítulos de un gran libro que se ha ido formando durante una década y que abarca el gran espectro de la joyería”.

 

_¿Cómo se gestó tu última compilación es sobre brazaletes? ¿Qué muestra?

_Era una temática que no habíamos considerado con la editorial porque creíamos que no habría suficientes creadores de brazaletes como para hacer un libro interesante. Tampoco creíamos que fuera una temática interesante para los seguidores de las publicaciones. Pero afortunadamente estábamos equivocados en las dos apreciaciones, la respuesta a la convocatoria fue masiva, y me siento confiado de que este libro se va a vender muy bien.

Brazaletes presenta más de 400 piezas diseñadas por 200 joyeros seleccionados entre más de 900 artistas internacionales. Esta colección de brazaletes de todo el mundo y estilos completamente diferentes sorprenderá a los lectores por su frescura, diversidad de enfoques y materiales -como oro clásico, plata y piedras preciosas, además de papel, madera, plástico y resinas- y por su colorido. Esta obra constituye una amplia muestra de lo que está aconteciendo en el mundo de la joyería de autor y es parte de nuestra serie actual, que ofrece una visión global de la joyería contemporánea.

Brazaletes incluye los prefacios de Barbara Schmidt, artista y profesora alemana, directora de la Academia de Diseño de Múnich; y de Helen Britton, artista australiana residente en Múnich, reconocida internacionalmente y ganadora de múltiples premios de joyería contemporánea.

 

“Esta obra constituye una amplia muestra de lo que está aconteciendo en el mundo de la joyería de autor y es parte de nuestra serie actual, que ofrece una visión global de la joyería contemporánea”.

 

_¿Tus libros se consiguen en Argentina?

_Por supuesto, la distribución es a escala mundial, sin embargo, el cuándo es la gran pregunta, ya que la situación actual ha hecho que todo cambie. Promopress/Hoaki tiene una excelente distribución en Argentina; en circunstancias normales, los libros se podrían conseguir en cualquier librería que cuente con una sección de arte. El problema es que, con el Covid, hay muchas librerías cerradas y eso impacta mucho en la vida del libro. De todas formas, la editorial tiene presencia en las grandes cadenas, en Yenni-El Ateneo, Cúspide, especialistas como Índigo Libros y Mercado Libre para venta online.

 

_¿Tu próximo proyecto editorial?

_No lo sé, el actual apenas va terminando. Yo voy poco a poco.

 

_¿Cómo compaginás tu trabajo como editor y con el de joyero?

_Como se compagina todo en la vida, sacando tiempo para cada cosa. También hago entrevistas a joyeros, doy cursos de joyería, conferencias de joyería. Disfruto de la variedad en mi mundo cerrado.

 

_¿Cómo definirías tu trabajo en joyería?

_Cuidadoso y muy trabajado. A veces impactante. Empecé con semillas de tagua y armas. Prefiero todo: el tallado en piedra, las aleaciones, el uso de metales y el trabajo en madera. Me gusta trabajar un poquito de todo. Considero que cada material tiene su momento, su estado de ánimo apropiado y sus tiempos.

“Me gusta trabajar un poquito de todo. Considero que cada material tiene su momento, su estado de ánimo apropiado y sus tiempos.”

_¿Compartís tu taller con Karim Oukid, ¿hacen trabajos juntos?

_Sí, compartimos taller hace muchos años. Nos ayudamos mucho, compartimos mucho, conversamos mucho, nos alabamos, nos damos ánimo y nos criticamos, y tenemos una gran amistad, pero no hemos hecho joyas juntos. Además en el taller se hace coworking con otros joyeros.

 

“El conocimiento y la comprensión de la herencia cultural del pasado es lo que me ayuda a comprender el presente y entrever el horizonte”

 

_¿He visto que aprovechaste creativamente la cuarentena, ¿cómo fue ese proceso y con qué resultado? ¿cómo son esas piezas?

_No mucho, me deprimí bastante y se me desbarató el mundo, como a mucha gente. No soy en nada parecido a los influencers que hicieron doctorados, aprendieron idiomas, pusieron sus cuerpos atléticos, se reinventaron, se salieron de su zona de confort, rompieron paradigmas, escribieron libros y encontraron el éxito durante el confinamiento. Y hubo un momento en el que ya había tomado demasiado alcohol, había disfrutado del tiempo libre, me había destrozado la espalda haciendo unas rutinas de ejercicio estúpidas e innecesarias y, como lo de escribir libros y hacer doctorados no me fluía, pues me puse a crear que es lo que se hacer. Y, para no enloquecerme al vislumbrar un futuro oscuro, me inventé el proyecto 99 días, en el que sigo trabajando: un anillo para cada uno de los días que duró el confinamiento en Barcelona.

 

_¿Entre hacer joyería o editorializar sobre joyería, ¿qué elegís?

_No elijo, me siento muy cómodo con todos los proyectos en los que me involucro, de lo contrario no los consideraría. Cada uno me hace crecer como persona y me aporta un montón como creador, a los libros también los considero como una pieza de joyería.

“Me puse a crear porque es lo que se hacer. Me inventé el proyecto 99 días, en el que sigo trabajando: un anillo para cada uno de los días que duró el confinamiento en Barcelona.”