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¿Qué se aprende en las escuelas de joyería contemporánea?

El quehacer textil es la especialización de Tacurú, la comunidad liderada por la diseñadora Silvina Romero. 

Cuál es y dónde queda. Tacurú es el taller escuela creado en 2008 por la diseñadora Silvina Romero, dedicado a la enseñanza de técnicas y al seguimiento de proyectos sobre el hacer textil: producción de obras, diseño de objetos y creación de joyería contemporánea. Una propuesta que explora puntos de encuentro entre el arte y el diseño, que en general parte de materiales textiles recolectados para ser reutilizados. Está ubicado en el barrio de Palermo.

Cómo es. Está en un PH antiguo, que tiene un patio lleno de plantas que se usa para compartir actividades grupales y trabajar técnicas de enchastre. Los talleres están en tres habitaciones conectadas entre sí. El principal cuenta con herramientas para aprender distintas prácticas textiles, muchos materiales e “infinidad de cositas que fui acumulando a lo largo de los años”. También, tiene un espacio con máquinas de coser, sublimadora y tejedora de punto Knittax para experimentar tejido. “Cada une va rotando por el taller según lo que esté haciendo, aunque siempre terminábamos amuchades en una habitación porque nadie quiere perderse la charla; veremos cómo nos organizamos y cuidamos post pandemia”.

Qué se enseña. El taller escuela tiene el objetivo de divulgar técnicas textiles. Se enfoca  en el desarrollo de proyectos personales y se acompaña cada proceso, de acuerdo con lo que cada estudiante necesita. Desde hace 12 años se dicta un Taller anual de proyectos, como actividad principal. Es un espacio de encuentros semanales de dos horas y media, en el que cada uno aprende la técnica que necesita para desarrollar su proyecto; se trabaja de manera individual pero, a la vez, están todos conectados de manera colectiva, ya que se hacen ejercicios grupales. Este año se repensó y adaptó, para seguir compartiendo y aprendiendo, de manera remota, virtual. Además, se brindan varios tipos de talleres; se ven y analizan obras de distintos artistas, y se ofrecen residencias artísticas para joyeros, diseñadores y artistas que trabajan un proyecto específico durante una estadía corta, ya que generalmente no viven en Buenos Aires. Y también, se dictan seminarios a cargo de docentes invitados.

“No es una escuela de joyería exclusivamente. Está muy orientada a la producción de piezas textiles para ser usadas. Si bien esta es la especialización, la joyería es la excusa perfecta para abordar muchos temas que nos gusta trabajar en las clases”, dice la directora de Tacurú, comunidad textil

Modalidad de trabajo. “Este año, tenía previsto arrancar con una propuesta de escuela más completa, que quedó momentáneamente suspendida por la pandemia. Se trata de un programa integral de 2 años de duración que propone un recorrido por distintos saberes especialmente seleccionados, con el fin de adquirir conocimientos sólidos y variados sobre los oficios textiles y también para incorporar herramientas visuales teóricas y prácticas. La cursada está formada por 4 módulos cada año, en los cuales se aprende una técnica textil por vez, de la mano de calificados docentes que brindarán sus conocimientos y acompañarán durante el proceso de aprendizaje. Se dictará durante 6 horas semanales, dos veces por semana, repartidas en talleres textiles, un día, y talleres de herramientas visuales, otro día”.

Habilidades que se aprenden. Las técnicas que se aprenden son muy variadas: bordado, tejido, patchwork, telar, sublimación y serigrafía, como punto de partida “para experimentar, fusionar y desarmar y así lograr que la técnica esté al servicio de las ideas”.

Meta. El objetivo es capacitar en prácticas textiles artesanales. Cada persona que se acerca a Tacurú tiene propósitos particulares y diferentes.

Perfil. Los estudiantes son muy variados. Hay mucha diseñadoras gráficas, artistas visuales que buscan incorporar nuevos lenguajes, diseñadores de indumentaria que pretenden dar valor agregado a sus prendas, joyeros que quieren sumar nuevos materiales y “muches que disfrutan del hacer con textil, que es tan ameno”.

Actividades. La virtualidad permitió sumar alternativas y profundizar en proyectos, “es una gran aliada que nos permite seguir trabajando juntos compartiendo, que en este contexto es una dicha”, destaca y detalla: “Por ejemplo, disfrutamos de una serie de charlas sobre Culturas Precolombinas, a cargo de Jennifer Okragly. Ofrecemos diversos talleres, como el de cestería textil. Además, organizamos ferias y exposiciones. Estamos trabajando en la continuidad de un proyecto que hicimos en 2018, llamado Interiores, en el cual realizamos piezas de joyería a partir de la recolección y deconstrucción de prendas interiores femeninas del siglo XX. Para este año, teníamos planeada una serie de muestras de alumnas y exalumnas con el objetivo de dar a conocer trabajos textiles, pero este es otro de los trabajos que quedó pendiente para el año que viene”.