Apuntes | Notas

La joyería tiene la obligación de denunciar y criticar


Entrevista a Ramón Puig Cuyàs

Por Delia Alicia Piña

 

Dice que hacer joyería es pensar con las manos, que necesitamos del arte para poder seguir hablando de aquellas cosas que las palabras no son capaces de expresar, y que el mundo de lo simbólico nos puede ayudar a reestablecer la armonía con el universo que nos rodea. ¡Ojalá!

Define su obra como esculturas portables y cree que tienen un destinatario y lo considera su cómplice, un copartícipe necesario. Ante los avances tecnológicos aplicados admite que prefiere la simplicidad, la lentitud y el pausado gesto físico de tocar la materia con las manos.

Sus influencias, sus claras definiciones de la terminología joyera, los detalles de las piezas que hace hoy y el reconocimiento de que sus cerca de 2000 obras contribuyeron al cambio de paradigma de la joyería.

Ramón Puig Cuyàs aceptó la entrevista de LJdeA y se tomó el tiempo de contestar de todo, por eso compartimos todas sus palabras. Un lujo.


_Como docente compartía con sus alumnos sus procesos creativos, hoy ¿a quién hace partícipe? y ¿cómo es su proceso creativo?

_Cuando me propusieron para enseñar en la Escola Massana, en 1978, lo primero que me pregunté fue ¿qué sabía yo? La técnica, el oficio, no era una de mis fortalezas, había gente mucho más preparada y más competente en este campo. Pero en lo que sí me sentí capaz, era justamente en que podía compartir con los estudiantes, mis experiencias y procesos de creación. Experiencias que venían claramente definidas y dirigidas por la filosofía de entender que la joyería, al menos para algunos, debía ser considerada como un medio artístico porque compartía los mismos valores universales del arte y de la creación.

Una joyería que no era ni comercio, ni diseño, en el sentido de crear formas con bajo valor simbólico. Quería compartir la idea de entender la práctica de la joyería como una forma de hacer arte, que tiene su origen en la experiencia interna de cada uno y de vivir la extraordinaria aventura de materializarlo en el contacto con la materia.

Cada nueva obra surge de la anterior, como un reto a ser superada, mejorada. El compromiso de intentar, como mínimo, volver a conseguir lo alcanzado en el anterior trabajo, con la esperanza de que quizás será posible llevarlo un poco más allá del horizonte entrevisto. Es un proceso guiado por la intuición, en el que primero viene el sentir. Un sentir inseguro e indefinible, como escuchar una voz casi inaudible que nos habla desde las profundidades de nuestro ser. Esto pone en movimiento mis manos, mi mirada, mi cuerpo. Cualquier medio es bueno para empezar a hacer visible lo invisible: el dibujo, el collage, el ensamblaje, los materiales, las pinturas, las técnicas, todo se incorpora en un proceso que une irremediablemente el hacer con el pensar. Es, como he dicho muchas veces, pensar con las manos. Un proceso de creación que nos posibilita la experiencia de reconocernos a nosotros mismos a través de la obra creada, y de instaurar un poco de poesía en un mundo que a veces es demasiado materialista.

Y al final, con la obra ya acabada, nunca antes, viene la reflexión, la teoría. Viene el proceso de evaluación, de si el trabajo realizado se ajusta o no a lo que esperábamos, aunque lo que esperábamos no lo hubiéramos sabido definir con precisión. Si sentimos que el trabajo nos sorprende mostrándonos una parte desconocida de nosotros mismos, o no. Y es el momento de recomenzar, nunca se acaba, es como una obsesión ineludible.

Para mi proyectar y construir significa vivir la emoción de unos instantes de plenitud. Con las obras intento compartir con el espectador este proceso vital. No tanto la obra acabada, que no lo está nunca, sino esa experiencia vivida, de intima libertad que es el proceso creativo.

 

“El proceso de creación nos posibilita la experiencia de reconocernos a través de la obra creada y de instaurar un poco de poesía en un mundo que a veces es demasiado materialista”.

 

_Cuando crea una pieza, piensa ¿cómo se sentirá la persona que la use?, si es que la hace para que alguien la lleve.

_Uno de mis poetas preferidos, Paul Valery, decía en sus Cuadernos, que es necesario trabajar para alguien y no para todos. Es necesario apuntar hacia alguien y, cuanto más claramente, mejor será el trabajo y el rendimiento de ese trabajo. La obra del espíritu solo está completamente determinada si hay alguien ante ella. El que se dirige a alguien se dirige a todos. Pero el que se dirige a todos no se dirige a nadie.

Cuando estoy trabajando, mi compromiso como joyero hace que siempre tenga presente a un posible destinatario de la obra, no sé quién es, no puedo visualizar su rostro, pero sé que está ahí, viviendo en algún lugar del mundo, quizás muy lejos geográficamente y lejos de mi entorno cultural, quizás incluso deberá pasar mucho tiempo, pero allí está el destinatario esperando el encuentro predestinado con la pieza. Me gusta pensar que a través de ella se establecerá una complicidad fraternal y, que de alguna manera, será coparticipe de la creación de la pieza a través de la interpretación y la lectura que haga. En última instancia mi deseo es que instaure un poco de felicidad y plenitud en su vida en la forma de un objeto “extraordinario”, es decir, fuera de lo ordinario.

 

“Me gusta pensar que a través de mi obra se establecerá una complicidad fraternal con un destinatario y, que de alguna manera, será coparticipe de la creación de la pieza a través de la interpretación y la lectura que haga.”

 

_¿Qué le interesa transmitir con sus obras?

_Posiblemente muchas más cosas de las que estoy consciente o soy capaz de explicitar. En términos generales, transmitir la idea de una joyería más democrática, que no haga distinción de género entre hombre y mujer. Hacer crecer en las personas el deseo de hacer algo creativo con las manos. Trabajar creativamente con las manos nos humaniza y es una gran señal de civilización, que nos une a todos los hombres y mujeres.

Pablo Neruda decía de forma poética que las manos construyen cada día el mundo. También frente a un mundo de lo efímero y de obsolescencia programada pretendo transmitir el valor de lo perdurable. Un objeto sin valor se puede tirar, pero un objeto cargado de valores es más probable que perdure en el tiempo. Recordar que necesitamos el arte para poder seguir hablando de aquellas cosas que las palabras no son capaces de expresar, y que el mundo de lo simbólico nos puede ayudar a reestablecer la armonía con el universo que nos rodea.

“Necesitamos el arte para poder seguir hablando de aquellas cosas que las palabras no son capaces de expresar; el mundo de lo simbólico nos puede ayudar a reestablecer la armonía con el universo que nos rodea”.

_Se advierte que sus obras son pequeños cuadros, por cierta dimensión tridimensional, ¿es correcto? ¿Cómo es esa tridimensionalidad y por qué?

_Sí, es cierto. De hecho cuando ingresé en la escuela de arte mi idea era hacer pintura o ilustración. Tengo más facilidad para la línea y por muchos años he seguido la tendencia natural de construir el objeto como una superposición de planos, pero sin un concepto realmente tridimensional. Se puede decir que las obras tenían solo una visión frontal. Pero un día decidí afrontar el reto de incorporar los valores del volumen al lenguaje expresivo, y acercarlas más a lo que podríamos definir como esculturas portables, que aunque como broches siguen teniendo un delante y un detrás, en el fondo se pueden percibir como un volumen completo.

Recientemente, el uso de la técnica del esmalte, que es una técnica fundamentalmente pictórica, me ha devuelto un poco a una cierta bidimensionalidad. Pero lo importante es que una joya siempre es un objeto en sí mismo, nunca una representación de otra cosa.

 

“Un día decidí afrontar el reto de incorporar los valores del volumen al lenguaje expresivo, y acercarlas más a lo que podríamos definir como esculturas portables”.

 

_¿Qué importancia tienen los materiales en la joyería? y ¿cuáles prefiere o usa para crear?

_Hablar de joyería es hablar de materiales. Hoy está muy generalizada la permeabilidad y la fusión entre diferentes disciplinas, pero ninguna como en la joyería. A diferencia de otras disciplinas, la joyería entendida como un fenómeno amplio, viene definida por su función, no por su material de base, como ocurre en el caso de la cerámica o el vidrio.

Las primeras y más ancestrales manifestaciones de cultura humana están relacionadas con el uso de huesos, plumas, conchas y todo tipo de materiales, a menudo también las pinturas y tatuajes sobre el cuerpo, que tenían una función vinculada con el pensamiento simbólico-mágico, nunca con lo puramente decorativo o funcionalista. Tenían la función simbólica de conectarnos con el mundo trascendental. Estos materiales de origen biológico o mineral provenían de la caza y la recolección, pero por su función de conectar con el mundo sobrenatural, también era importante que tuvieran un carácter extraordinario, fuera de lo ordinario y corriente.

En mi trabajo el material es muy importante puesto que condiciona las formas y las técnicas del proceso creativo y es la base física donde se sustenta el proceso reflexivo. Pero intento no dar ninguna relevancia al material o a una técnica determinada, solo trato de adaptar cada material a la narrativa y al discurso del momento.

A parte que no necesito ni quiero trabajar con los típicos materiales de la joyería convencional, no tengo predilección por ninguno, depende de cada momento. A veces el impulso creador se dispara por el encuentro casual con un determinado material, y a veces es el ojo selectivo que busca y elige. El simple acto de escoger, seleccionar ya es una forma de creación. Pero intento que este acto de elegir esté vinculado a la misma actitud de nuestros ancestros. Cuando corto una piedra, no solo corto piedra, estoy cortando una parte de la memoria geológica de la Tierra. Cuando recojo y selecciono plásticos de marea en la playa, no solo recojo bonitos y coloridos fragmentos o basura contaminante, recojo el lamento de los océanos.

 

“Intento no dar ninguna relevancia al material o a una técnica determinada, solo trato de adaptar cada material a la narrativa y al discurso del momento”.

 

_¿Qué opina de la aplicación de los avances tecnológicos, como la impresión 3D o la fusión por láser, en la joyería contemporánea?

_Para indagar sobre el mundo, sobre el universo entero, no hay diferencias entre los métodos o las técnicas que se use. Todo depende de la inteligencia y de la cantidad de neuronas implicadas en el trabajo.

Una vez Silvia Walz y yo hicimos el ejercicio de pasearnos por los museos con la mirada puesta en aquellos objetos creados en la era pre-3D, pero que asombraban por la complejidad formal y técnica, y descubrimos que en ocasiones el dominio del oficio y la mano humana eran capaces de igualar o superar a la máquina. Me parece una tecnología muy interesante para facilitar ciertos procesos, sobre todo de producción industrial y de diseño, pero si entendemos la práctica del arte como un modo de adquirir sabiduría, prefiero la simplicidad, la lentitud y el pausado gesto físico de tocar la materia con las manos y a ser posible con el mínimo de intermediarios posibles.

 

“Prefiero la simplicidad, la lentitud y el pausado gesto físico de tocar la materia con las manos.”

 

_¿Reconoce alguna influencia artística en su trabajo?

_A lo largo de mi carrera esporádicamente he realizado algunas piezas en homenaje y reconocimiento hacia algunos colegas joyeros como Mario Pinton, Manfred Bischoff, o escritores como Italo Calvino, Maria Antònia Oliver, pero desde hace unos meses he decidido ampliar estos reconocimientos en una serie titulada “Homenajes”. Es a la vez como un trabajo de introspección y desvelamiento, de confesión y de agradecimiento.

Descubrí y entendí lo que podía llegar a ser la joyería gracias al conocimiento de joyeros de principio del siglo XX, como René Lalique, o las joyas del Wiener Werkstätte, especialmente los diseños de Josef Hoffmann, pero también más directamente, de joyeros catalanes como Manuel Capdevila o Ramon Sunyer. Ellos y algunos más fueron los precursores de anteponer los valores del arte al de los materiales lujosos. Por supuesto la emoción de descubrir el trabajo de pioneros en la segunda mitad del siglo XX, como Hermann Jünger, Friederich Becker o Anton Cepka, marcaron el sentido de este camino iniciado.

“Entendí lo que podía llegar a ser la joyería gracias a Lalique, Werkstätte, Hoffmann, Capdevila o Sunyer. También en Jünger, Becker o Cepka.”

_¿En qué está trabajando ahora?

_En la serie de Homenages, que dedico cada una de las piezas a algunos creadores y científicos que me han inspirado artística e intelectualmente. Personas con las que comparto algunas de sus ideas o que siento por ellos un profundo respeto. El matemático Marcus du Sautoy y el bioquímico Jaques Monod, me han estimulado a preguntarme por el misterio del acto de creación artística, sobre la belleza, la simetría y la importancia del azar, tanto en los procesos creativos como también en los procesos de contemplación de la obra artística. Me han ayudado a tomar conciencia de que los números, las matemáticas, la música, la palabra y la imagen están profundamente conectados con el arte.

Alexander von Humboldt, geógrafo, explorador, naturalista y humanista, es un ejemplo de cómo debe emprenderse el acto de creación, como una aventura impulsada por una inmensa curiosidad por comprender los fenómenos del universo físico que nos rodea, al igual que el arte trata de comprender los fenómenos de la esfera trascendental.

Músicos como J.S. Bach que me ha acompañado como un estímulo permanente en la búsqueda de la perfección, la complejidad compositiva, y la trascendencia espiritual, más allá de la religión. O por el contrario, la música precursora del minimalismo musical, el compositor Erik Satie. También argentino José Luis Borges con su capacidad de fabulación para desdibujar los límites de la realidad y la ficción. Y muchos más, como Henri Bergson, John Berger, Fernando Pessoa, Mircea Eliade, Constantin Brancusi, poetas como Paul Valéry, Joan Salvat Papasseit, Konstantino Kavafis… en fin también hay muchos padres intelectuales anónimos, como los artesanos que creaban con sus manos los fantásticos y emocionantes objetos que suelo descubrir en los museos arqueológicos y de antropología de todo el mundo. El conocimiento y la comprensión de la herencia cultural del pasado es lo que me ayuda a comprender el presente, da sentido a lo que hago ahora, y a entrever hacia que horizontes dirigirse.

 

“El conocimiento y la comprensión de la herencia cultural del pasado es lo que me ayuda a comprender el presente y entrever el horizonte”

 

_¿Qué hay que saber para conocer a Ramón Puig Cuyàs?

_No lo sé, si lo supiera me podría conocer a mí mismo. Creo que no es tan importante conocerme a mí, como que el espectador o posible portador de la joya se descubra y se conozca un poco más a él mismo, no completamente, por supuesto, pero sí en algún aspecto que compartimos y que quizás nos solidariza y nos hace un poco cómplices ante la contemplación del mundo y la experiencia de sentirse vivos.

 

“Es más importante conocer al posible portador de mi joya, la cual puede hacernos un poco cómplices.”

 

_¿Cree que ud. contribuyó al cambio de paradigma de la joyería? ¿Por qué?

_Honestamente creo que sí, aunque no sé exactamente en qué medida. Seguramente ha influido mucho la autoridad que confiere haber estado dando clases de proyectos y creación a muchas generaciones de estudiantes, algunos de los cuales a su vez han pasado a ser profesores en otras escuelas de Cataluña y en otros países, diseminando las ideas y las filosofías recibidas en La Massana. También a través de innumerables seminarios impartidos desde los años 80 en muchos países y universidades pueden haber contribuido a la diseminación de las ideas que desde un principio impulsaron conscientemente mi proyecto vital y mi actividad como artista.

Y por supuesto con la difusión de las casi 2000 obras realizadas con persistencia y perseverancia a lo largo de 50 años puedo pensar que en algo han contribuido al cambio de paradigma. Pero también he de confesar que me siento un poco desalentado, porque no se ha sabido transmitir este cambio a capas más extensas del tejido social y cultural. Al final todo parece reducido a un pequeño mundo muy endogámico y familiar.

 

“Por mis casi 2000 obras realizadas con persistencia y perseverancia a lo largo de 50 años puedo pensar que en algo he contribuido al cambio de paradigma.”

 

_¿Qué le permitió la joyería como artista?

_A principios de los 70 la joyería todavía daba la sensación de ser un campo inmenso en el que había mucho por explorar y redefinir, esto me permitió trabajar con un gran sentimiento de libertad. También al ser un medio artístico que quedaba un poco fuera de los grandes intereses del mundo del arte, me permitió afrontar el trabajo creativo con una total independencia que quizás con otro medio de expresión no habría sentido. Para mí la joyería es un medio ideal para acercar los valores del arte contemporáneo y de la función simbólica a la vida cotidiana de las personas, sacando el arte de los grandes templos que son los museos para incorporarlo a la vida íntima y personal.

También valoro mucho que al ser un trabajo de construcción de pequeño formato, y una técnica relativamente simple, me permite controlar todo el proceso de trabajo desde la idea inicial hasta la conclusión, sin necesidad de colaboraciones o de grandes talleres. Me gusta trabajar solo, en un espacio que es taller y al mismo tiempo lugar de vivir. También, aunque esto no es patrimonio exclusivo de la joyería, me ha permitido sentirme conectado a través de una especie de hilo rojo, con todos los hombres y mujeres que antes que yo han encontrado placer y se han sentido realizados con el trabajo de sus manos con actitud creativa, desde la prehistoria y proyectándose hacia el futuro. El trabajo creativo con las manos humaniza. Me gusta el proceso artesanal, la palabra artesanía, originalmente significaba “fuerza activa y poder”. Una fuerza y un poder que se obtiene en este caso, del domino absoluto sobre los conocimientos, las ciencias y las técnicas inherentes al oficio de joyero.

 

“La joyería es un trabajo de construcción de pequeño formato, y una técnica relativamente simple, que me permite controlar todo el proceso de trabajo desde la idea inicial hasta la conclusión, sin necesidad de colaboraciones o de grandes talleres.”

 

_¿Qué piezas definen su trayectoria?

_Es difícil de responder, quizás las más emblemáticas son la serie figurativa de Senyors i Senyores de segunda mitad de los 80, o la serie radicalmente escultórica y abstracta de Net-work, no lo sé. Pero sí que a veces una pieza desvela de golpe toda una serie de nuevas posibilidades que me permiten salir de un trabajo que quizás está ya muy controlado y necesita afrontar nuevas complicaciones y dificultades, que me devuelva a la aventura de lo inesperado y lo no previsto. Este sería el caso de las primeras experiencias con el esmalte de la serie Suite de Dresden o una pequeña serie y poco conocida, empezada en Portugal utilizando como material base el corcho, Corpus Architectae, que fue el inicio para trabajar con los valores y las dimensiones del volumen.

“Una pieza desvela de golpe toda una serie de nuevas posibilidades que me permiten salir de un trabajo.”

_¿Cómo se consigue que una obra sea o represente el sentimiento de su autor? ¿Este podría ser el objetivo?

_Por supuesto el objetivo de toda obra de arte es que sea un reflejo, que encarne los sentimientos, emociones y deseos del artista. También a través de él, las ideas y las concepciones de la sociedad donde trabaja y los de su tiempo histórico. Cuando hablo de obra, generalmente me refiero al conjunto de obras, al corpus realizado durante un largo período, quizás de toda su vida como artista. En una pieza sola, quizás es difícil de percibir ese substrato profundo. Una pieza nos debe tocar, emocionar, seducir, de una sola mirada o lentamente en el tiempo, pero es en el conjunto de la obra que muestra una imagen fiel de la vida y las experiencias del artista. Para conseguir esto solo hay una fórmula: la verdad y la honestidad, no sirve la impostura. Trabajar creando un silencio interior que permita escucharnos a nosotros mismos, y que nos permita acceder a la fuerza impulsora necesaria para la creación, y con voluntad artística.

 

“El objetivo de toda obra de arte es que sea un reflejo, que encarne los sentimientos, emociones y deseos del artista, las ideas y las concepciones de la sociedad donde trabaja y los de su tiempo histórico.”

 

_¿Qué se debe esperar de una obra de joyería contemporánea?

_Bueno, en principio debemos esperar lo mismo que de una buena y gran obra de arte contemporáneo, o de música, o de literatura, ni más ni menos. La única diferencia es que el objeto sea potencialmente llevable, es decir, portátil a escala del cuerpo. Si no es portátil puede que sea un objeto interesante, un objeto de vitrina, una escultura que habla sobre el fenómeno de la joyería, o incluso puede ser una idea sobre la joyería y el ornamento humano, un trabajo de arte conceptual, pero esto ya será otra cosa.

 

“Que sea potencialmente llevable, es decir, portátil a escala del cuerpo.”

 

_¿Una pieza de joyería contemporánea es artística? ¿Qué la distingue? ¿Qué diferencia tiene con la joyería de diseño?

_No necesariamente, se puede ser contemporáneo sin ser artista, y ni siquiera un creador. Contemporáneo es todo aquello que se adecua a los valores sociales y culturales de su momento histórico. Muchas veces vemos creaciones que responden a sensibilidades del pasado, son anacronismos, como lo es la mayoría de la joyería convencional que vemos en las grandes firmas de joyería.

También hay creaciones de joyería y otras artesanías que reflejan la pertenencia a una tradición cultural étnica, más o menos vigente y que creo que hay que preservar, aunque su voluntad sea más la de conservar la memoria y la identidad cultural que la de innovar, y muchas veces cuando intentan adecuarse a la “modernidad” hacen un estropicio.

A menudo la palabra “contemporáneo/a” me suena a vacío de contenido, una vacuidad que define y que compromete muy poco. Lo mismo me ocurre con “diseño” que se usa como palabra comodín para todo.

Yo prefiero utilizar la denominación de joyería de arte, porque determina claramente que hay una voluntad artística en el trabajo. Parafraseando a Alberto Giacometti, una joya “no es un objeto, es una interrogación, una pregunta, una respuesta”.

La joya de arte no tiene nada que ver con ganarse la vida o con las luces del aplauso público. Más bien tiene que ver con la voluntad de rebeldía, de transgresión, de inconformismo, de intentar instaurar un orden donde hay confusión. La joya de arte es un auténtico fragmento de la experiencia interna y profunda de su autor y en la que se siente reconocido. Nace de una íntima y obscura necesidad de conectar con lo trascendental. En definitiva, se ocupa de los mismos problemas universales del arte y busca la complicidad emocional con el espectador-portador de la joya. Una complicidad que ha de provocar el placer de sentirse coparticipe de la creación de la joya.

La joyería de diseño, para mí es aquella que utiliza el método racional, que rechaza el azar y lo imprevisto, sigue pautas y leyes, las exploraciones se hacen siguiendo las directrices marcadas por un briefing previo. El método y la razón son las herramientas principales de trabajo. Aspira a la regla y al sistema. El concepto dirige el proceso. La joya de diseño es más un producto del pensamiento que de los sentimientos. La joya de Arte es un producto de la intuición y de las mociones subjetivas. Generalmente las joyas que aspiran a ser un discreto ornamento, un complemento amable y trivial de la indumentaria se adaptan bien para ser diseñadas y producidas en serie.

 

“La joya de arte es un auténtico fragmento de la experiencia interna y profunda de su autor y en la que se siente reconocido.”

 

_¿La joyería contemporánea es una manifestación cultural de nuestro tiempo?

_Si es auténtica joyería contemporánea por supuesto que debería reflejar como es la sociedad de su tiempo, de nuestro tiempo. Una sociedad sumida en una compleja y profunda crisis, de desigualdades sociales, de pérdida de derechos humanos y democráticos, y al borde de una catástrofe medioambiental. Si no es capaz de ser un reflejo de esta situación, entonces es que trabaja justamente al lado de las fuerzas destructoras y narcotizantes. Pero yo creo que la joyería, la de arte, no tiene que conformarse con ser un mero reflejo de la contemporaneidad, como si fuera un cronista desapasionado, esto es fácil de hacer y está al alcance de cualquiera. La joyería artística tiene la obligación de denunciar, de criticar y sobre todo de adelantarse a lo contemporáneo, avanzarse a su tiempo. Igual que como artistas individuales, nos proyectamos y autoconstruimos nuestro futuro a través de nuestras creaciones, también el artista como ser social debe proyectarse hacia nuevos horizontes y alumbrar posibles construcciones y utopías de futuro, contribuyendo como siempre lo ha hecho el Arte, a la cohesión de la humanidad.

 

“La joyería de arte, no tiene que conformarse con ser un mero reflejo de la contemporaneidad, como si fuera un cronista desapasionado, esto es fácil de hacer y está al alcance de cualquiera. Tiene la obligación de denunciar, de criticar y sobre todo de adelantarse a lo contemporáneo, avanzar a su tiempo”

 

_¿Hay diferencias entre una joya de arte para museo y la joya como accesorio para llevar en el cuerpo?

_Es como si nos preguntáramos si hay diferencias entre una pintura de Mark Rotko, por poner un ejemplo, en un museo o en casa de un particular. Por suerte, yo no conozco ningún caso de un museo que haya encargado una joya para sus colecciones. La obra no cambia, pero sí que el contexto puede hacer variar la función, la percepción y las interpretaciones. Como ya escribí en un texto para el Museo del Diseño de Barcelona, el destino y la finalidad última de una joya es la de ser llevada sobre un cuerpo. Una joya encerrada en la vitrina de un museo se transforma en otra cosa.

Pero a pesar de todo una joya dentro de una colección bien estructurada y a partir de unos criterios bien definidos puede adquirir una nueva función, como favorecer la articulación de discursos transversales entre diversas manifestaciones de la joyería y también con otras disciplinas. Impulsar el estudio y la investigación académica sobre las claves que marcan las diferentes tendencias de la joyería, y sobre todo divulgar des de una institución como es un museo, una importante realidad cultural, y estimular la creatividad y la innovación. Añadiría también la importante misión que tiene el museo como depositario y conservador de unas obras que a pesar de todo podrían correr el riesgo de desaparecer o permanecer olvidadas en el ámbito exclusivamente privado.

 

“El destino y la finalidad última de una joya es la de ser llevada sobre un cuerpo.”

 

_Las exposiciones de joyería crecieron exponencialmente en los últimos años y, en particular, en Argentina, los talleres-escuelas de joyería contemporánea tienen cada vez más estudiantes ¿está de moda la joyería contemporánea? ¿O por qué cree que se ve o aprende más?

_El fenómeno del aumento de escuelas privadas de joyería es inversamente proporcional a la existencia de escuelas superiores y facultades de arte que ofrezcan cursos oficiales de joyería en sus programas. En general en Europa y también en ciertos países de Asia, donde las universidades ofrecen cursos de grado, master y doctorado, no se da este fenómeno de manera tan acusada como en Latinoamérica, donde la única oferta, como mucho, es la de una materia optativa dentro de otros estudios. Estas escuelas privadas hacen una labor cultural y social muy importante, pero no pueden substituir la formación especializada y las competencias teóricas que se ofrecen en una facultad de arte, y estas deficiencias solo pueden ser compensadas, en algunos casos, por el talento personal, el esfuerzo y la perseverancia de algunos creadores.

Pero hay otra causa que es justamente la inversa. Ya hace años el crítico de arte Robert Hughes señalaba que en Estados Unidos la anexión de las enseñanzas artísticas a la universidad significo que la teoría se puso por encima de la práctica y la realización. Que tener grandes pensamientos acerca de las historias y las estrategias era más noble que el trabajo manual y el resultado fue un vuelco exagerado hacia lo conceptual. Esto es lo que justamente ha ocurrido en los últimos años en Europa. Algunos estudiantes, unos pocos, buscan talleres fuera de la universidad para poder continuar, complementar y ampliar su experiencia constructiva física y real.

Yo no creo que la joyería contemporánea este de moda y la artística menos todavía. Ni lo han estado antes, ni creo que por desgracia lo vayan a estar en un futuro. El problema es que somos una comunidad muy endogámica y nos da esta sensación.

Sí, mucha semana de la joyería por aquí y por allá, cientos de eventos a visitar, pero al final, ¿quién visita todas estas exposiciones? ¿Vemos público corriente en Munich? Yo no, solo amigos y conocidos, y por lo que sé, los habitantes de la ciudad ni se han enterado de que existe Schmuck después de tantos años. En Barcelona sucede lo mismo. Solo somos los mismos en todas partes, joyeros, muchos estudiantes, curadores incidentales y cuatro o quizás cinco coleccionistas que están al tanto de lo que se hace, pero siempre somos los mismos que nos vamos encontrando en las inauguraciones y en los distintos lugares donde va el circo. Relativamente, hay las mismas galerías que antes, es decir pocas. Algunas hacen un trabajo importante y llegan a tener una prolongada vida, con un programa expositivo coherente y a lo largo de todo el año, pero las más, aparecen y desaparecen sin mucha trascendencia. Creo que la situación no ha mejorado sustancialmente.

Yo pienso que no es que haya más estudiantes o más interés que antes, sino que hoy se viaja más, la globalización y las redes facilitan la visibilidad y la transmisión de la información, pero por desgracia siempre dentro de un mismo grupo, todo queda en familia. No niego que esto pueda despertar el interés en algunas personas por sumarse al mundo de la joyería contemporánea pero no de una forma relevante.

Otras disciplinas de las artes aplicadas como la cerámica, el arte textil, o el vidrio están más o menos en la misma situación, o quizás un poco mejor. Pero es que el ámbito de las artes aplicadas no es más que un pequeño y solitario satélite en la periferia del mundo de las artes plásticas que a su vez también tiene dificultades para sobresalir en un mundo dominado por los intereses mercantilistas del arte.

Pero no importa, creo que el arte no entiende de modas ni de reconocimientos multitudinarios, todo al contrario. Las personas con talento siempre encontrarán en el silencio y la soledad de su estudio la fuerza impulsora para seguir creando. Creando una obra absolutamente personal, única e inimitable, que a la larga con obstinación y perseverancia, provoque nuevas formas de acción y de pensamiento. Esto es lo único que importa.

 

“Crear una obra absolutamente personal, única e inimitable, que a la larga con obstinación y perseverancia, provoque nuevas formas de acción y de pensamiento es lo único que importa”.